Un artículo recientemente publicado saca a la luz la relación entre el aumento general de estatura en el mundo con el desarrollo de ciertas enfermedades.
Para los autores de la investigación, las personas altas tienen menos riesgo de sufrir determinados problemas de salud, como trastornos cardiovasculares y diabetes de tipo 2, pero son más propensos al cáncer.
El estudio ha sido llevado a cabo por los profesores Norbert Stefan y Hans-Ulrich Häring, del Departamento de Medicina Interna de Tubinga (Alemania) y el Instituto de Investigación de la Diabetes y las Enfermedades Metabólicas de la Universidad de esa ciudad; el profesor Matthias Schulze, del Instituto Alemán de Nutrición Humana de Potsdam; y el profesor Frank Hu, de la Escuela de Medicina Pública de Harvard y la Escuela Médica de Boston (EE. UU.). Estos expertos analizaron los factores de la dieta y otros mecanismos que puedan explicar esta relación.
La estatura viene determinada en gran medida por la genética, pero en décadas recientes ha aumentado considerablemente en niños y adultos de todo el mundo de forma constante.
Hoy, casi todos los hijos superan a los padres en estatura cuando llegan a adultos. El mayor crecimiento se ha dado en los Países Bajos: los hombres holandeses actuales son 20 cm más altos que los de hace 150 años. Curiosamente, el consumo per cápita de leche y productos lácteos en ese país es el más alto del mundo. Estas observaciones llevaron a los científicos a analizar las causas y los efectos médicos de este aumento de estatura.
Su estudio revela que la altura tiene un impacto importante en la mortalidad por algunas enfermedades comunes, independientemente del índice de grasa corporal y otros factores. Investigaciones precedentes ya habían establecido que los altos tienen menos riesgo cardiovascular y de diabetes que los bajitos pero mayor peligro de sufrir un cáncer. Concretamente, según Schulz, los datos epidemiológicos dicen que por cada 6,5 cm de estatura baja la mortalidad por enfermedades del corazón un 6 %, mientras que la muerte por cáncer aumenta un 4 %.
Los autores creen que el aumento de estatura es una señal de la sobrealimentación con comida calórica y rica en proteínas animales durante diferentes etapas del crecimiento.
Sin embargo, ya en el útero materno se programan factores y hormonas de crecimiento a largo plazo como la insulina y el IGF-1/2. Entre otras consecuencias, la activación de estos sistemas vuelve al cuerpo más sensible a la acción de la insulina, que influye en el metabolismo de las grasas.
De acuerdo con esa idea, el profesor Stefan afirma que "los datos que han recabado muestran que las personas altas son más sensibles a la insulina y tienen menos contenido graso en el hígado, lo que podría explicar por qué son menos propensos a los trastornos cardiovasculares y la diabetes tipo 2". Este hallazgo coincide con otros estudios publicados que sugerían que los altos están mejor protegidos contra los desórdenes del metabolismo de los lípidos.
Sin embargo, esta activación del sistema IGF-1/2 podría relacionarse con un mayor riesgo de sufrir ciertos cánceres, especialmente los de pecho, colon y piel (melanoma), ya que las células de crecimiento están permanentemente activadas, piensan los investigadores. Su conclusión es que se debería considerar el factor de crecimiento y la estatura en la edad adulta en la prevención de las enfermedades mencionadas.