La diabetes no es solo una enfermedad crónica que repercute sobre la vida personal y familiar del paciente sino que también reduce las oportunidades de empleo y los salarios. Así lo ha expresado un nuevo estudio de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, financiado por el Centro de Dieta y la Actividad Investigadora (Cedar, en inglés).

Para la investigación, los autores observaron el impacto económico que tiene la diabetes tipo II en todo el mundo. Para ello, analizaron los datos de 109 estudios sobre la huella económica de esta patología.

“La diabetes afecta a 382 millones de personas en el mundo, y se espera que ese número crezca a 592 millones para el año 2035”, ha explicado el investigador principal, Hasta Seuring.

El especialista ha indicado que se trata de una enfermedad crónica que se ha extendido ampliamente en las últimas décadas, no solo en los países de ingresos altos, sino también en muchos bajos y medianos muy poblados como India y China.

“El aumento de la prevalencia de la diabetes en estos territorios ha sido impulsado por la rápida urbanización, el cambio de hábitos alimentarios y los estilos de vida cada vez más secundarios”, ha añadido.

Diferencias entre países y sexos

Seuring ha explicado que las características de la carga económica varían de un país a otro, dependiendo de su sistema de salud. En los de altos ingresos, la carga suele afectar a los presupuestos públicos o a los seguros de salud, mientras que en los más pobres, el peso recae sobre el paciente y sus familiares.

Asimismo, la carga económica de la diabetes aumenta con el tiempo. Las primeras inversiones en prevención y manejo de la enfermedad pueden ser particularmente valiosas. Para los países ricos y pobres, los resultados significan que una mejor prevención y tratamiento tienen el potencial no solo de proporcionar buena salud sino también beneficios asequibles.

En lo que respecta a las diferencias entre sexos, los hombres con esta patología tienen peores oportunidades de empleo a nivel mundial. Por otro lado, el impacto para ellas parece ser menos adverso, a excepción de Estados Unidos, donde sus posibilidades se reducen casi a la mitad.