De acuerdo a la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor, en nuestro país 4.5 por ciento de la población sufre algún dolor neuropático, el cual se origina por una lesión o disfunción del sistema nervioso central, aunque la causa más común es la diabetes.
Los constantes niveles altos de glucosa en sangre afectan paulatinamente los nervios de todo el cuerpo, lo que altera sus funciones; este problema se denomina médicamente neuropatía diabética, de la cual se deriva el llamado dolor neuropático, mismo que se explica como el daño a las terminaciones nerviosas que funcionan para que tengamos sensaciones, por ejemplo, al reconocer la temperatura de un objeto, entre otras.
Al respecto, Rocío Guillén Núñez, jefe del Servicio de la Unidad de Soporte Paliativo y Dolor en Oncología, del Instituto Nacional de Cancerología, explica que el exceso de glucosa en sangre desgasta la capa externa que protege a los nervios periféricos, llamada mielina, dejando expuesto por secciones el “conducto” por el que se transmite información eléctrica a través del cuerpo.
“La glucosa desgasta la mielina hasta que deja `hoyitos´ y el impulso eléctrico no tiene protección, por eso se produce sensación como toques o descargas”, puntualiza la algóloga (especialista médico en el tratamiento del dolor).
El daño es paulatino y afecta la función de los nervios en brazos, piernas, pecho, abdomen, en vertebras (por donde se ubica la médula espinal) o al interior de la bóveda craneal. Es así que el afectado siente calambres, sensaciones de toque eléctrico, ardor o picazón, o de que le caminan hormigas por la piel, pudiendo llegar a entumecer o adormecer ciertas partes del cuerpo.
Quienes han experimentado el dolor neuropático lo señalan como capaz de imposibilitarlo para tener una vida normal, por su intensidad y frecuencia.
La doctora Guillén Núñez añade que el paciente con diabetes en algún momento de su enfermedad va a presentar poli-neuropatía diabética distal dolorosa (dolor neuropático), y el tiempo en que se suscite dependerá del control que tenga de su glucosa en sangre.
Lamentablemente muchas personas no saben que tienen elevados los niveles de glucosa hasta que tienen este tipo de dolencias. Por otra parte, hay pacientes que consideran normal soportar el dolor, hasta que ya no aguantan el ardor, picazón, sensación de frío y calor excesivos que forman parte del cuadro clínico neuropático.
Quienes experimentan dolor durante años ha creado todo su sistema de vida en torno a él, y ello no quiere decir que así deba vivir.
Si bien el dolor es una señal significativa de que algo anda mal en nuestro cuerpo, no tenemos por qué vivir con él o crear un sistema de vida alrededor del mismo, en otras palabras, el dolor neuropático no debe ser discapacitante. De manera que quien decida dejarlo atrás debe recibir terapia psicológica, y la ayuda de otras disciplinas, como yoga o técnicas de autorrelajación, para aprender a vivir sin la dolencia.
Además, los especialistas en su tratamiento pueden prescribir fármacos como los neuromoduladores que tratan de volver a la normalidad al sistema nervioso, y que actúan reprimiendo su función de excitación para así modular la intensidad del dolor.
Cabe destacar que pocas personas saben de la existencia de las clínicas del dolor, entidades en las que se recibe a pacientes con malestar incontrolable y donde el tratamiento convencional no les ha ayudado. En este lugar se evalúa el diagnóstico del enfermo y se implementan medidas para darle solución.
No obstante, el primer paso será mantener los niveles de glucosa siempre en un rango dentro de la normalidad, mediante la administración de fármacos, haciendo ejercicio y cuidando la alimentación.(Agencia ID)