Para tener una mente sana a los 70 años, resulta importante controlar el azúcar en sangre cuando se tiene 50 años. Una nueva investigación muestra que la diabetes parece envejecer la mente aproximadamente cinco años más rápido, más allá de los efectos normales del envejecimiento. Por ejemplo, en promedio, persona de 60 años de edad con diabetes experimenta un deterioro cognitivo como el que supone el envejecimiento de una persona sana de 65 años.
El estudio , realizado por científicos de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, concluye que las personas diagnosticadas con diabetes en la mediana edad son más propensas a experimentar problemas significativos de la memoria y cognitivos durante los siguientes 20 años que aquellos con niveles saludables de azúcar en la sangre.
"La lección es que para tener un cerebro sano cuando llegas a los 70, hay que comer bien y hacer ejercicio a la edad de los 50 años", aconseja la directora del estudio, Elizabeth Selvin, profesora asociada de Epidemiología en la Johns Hopkins. "Hay un deterioro cognitivo importante asociado con la diabetes, pre-diabetes y el mal control de la glucosa en personas con diabetes. Y sabemos cómo prevenir o retrasar la diabetes asociada a este declive", añade.
La disminución de la memoria, del recuerdo de palabras y de la función ejecutiva está fuertemente asociada con la progresión a la demencia, una pérdida de capacidad mental tan severa que interfieren con el funcionamiento diario de una persona. Los resultados del estudio de corte transversal de adultos a medida que envejecen se publican en la edición de este martes de 'Annals of Internal Medicine'.
Para el estudio, Selvin y su equipo utilizaron datos del 'Atherosclerosis Risk in Communities Study' (ARIC), que en 1987 comenzó a seguir a un grupo de 15.792 adultos de mediana edad en las comunidades en Maryland, Carolina del Norte, Minnesota y Mississippi. Los participantes fueron analizados en cuatro visitas de aproximadamente tres años de diferencia entre 1987 y 1989, y por quinta vez entre 2011 y 2013. Se evaluó su función cognitiva en dos visitas (de 1990 a 1992), cuatro (entre 1996 1998) y en la quinta visita.
LA PREVENCIÓN, LA MEJOR HERRAMIENTA
Los investigadores compararon la cantidad de deterioro cognitivo asociado con el envejecimiento con la cantidad de decadencia que se encontró en los participantes ARIC. Así, determinaron que había un 19 por ciento más de descenso de lo esperado en los participantes con diabetes mal controlada, así como disminuciones más pequeñas en las personas con diabetes controlada y prediabetes.
Selvin cree que los resultados subrayan la importancia de utilizar una combinación de control de peso, ejercicio y dieta saludable para prevenir la diabetes. Incluso perdiendo sólo entre el 5 y el 10 por ciento del peso corporal, sentencia, se puede evitar que alguien desarrolle diabetes. Este exceso de glucosa en la sangre puede dañar los tejidos y el sistema vascular a través del cuerpo, además de que la diabetes está asociada con la ceguera, daño a los nervios de las extremidades y enfermedad renal.
Aunque a menudo se puede controlar la diabetes con medicamentos, ejercicio y cambios en la dieta, el primer objetivo es su prevención. "Si podemos hacer un mejor trabajo en la prevención de la diabetes y el control de la diabetes, se puede prevenir la progresión a la demencia para mucha gente --asegura Selvin--. Incluso retrasar la demencia por unos pocos años podría tener un gran impacto en la población, la calidad de vida, los costos de atención y la salud".
La diabetes es una de las enfermedades no contagiosas más frecuentes del mundo. Es la cuarta causa de muerte en la mayoría de países desarrollados y hay pruebas sólidas de que tiene dimensiones epidémicas en muchos países en desarrollo económico y de reciente industrialización. La diabetes es, sin lugar a dudas, uno de los problemas sanitarios más exigentes del siglo XXI.
Se calcula que la prevalencia mundial de la diabetes será del 9,9% en 2030 y el número de personas con diabetes en dicho año podría alcanzar los 552 millones. Alrededor del 50% de la enfermedad permanece sin diagnosticar.