Existen muchas investigaciones para curar la diabetes de tipo 1, pero no es una tarea fácil. Por ejemplo, se está trabajando en anticuerpos que revierten la diabetes de tipo 1 en ratones, el uso de células madre a medida para producir insulina y en otras técnicas como por ejemplo, el uso de páncreas artificiales para facilitar la convivencia con la enfermedad.
Ahora una nueva investigación abre un nuevo abanico de posibilidades. Un químico producido en el páncreas que previene e incluso revierte la diabetes de tipo 1 en ratones, tiene el mismo efecto en las células beta humanas trasplantadas en ratones, indica una nueva investigación.
El GABA (o ácido gamma-aminobutírico) es un aminoácido producido por las mismas células beta que sintetizan y secretan insulina (además, de tener otras funciones).
Los doctores Gerald Prud’Homme y Qinghua Wang del Centro de Investigación en Ciencias Biomédicas Keenan del Hospital St. Michael publicaron un estudio en 2011 mostrando por primera vez que las inyecciones de GABA, no sólo prevenían la diabetes de tipo 1 sino que también revertían la enfermedad.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en Diabetes muestra que el GABA hace la misma función en ratones con células pancreáticas humanas.
Los doctors Prud’homme y Wang, también encontraron que el GABA también aumentaba de forma importante la tasa de supervivencia de las células pancreáticas cuando se trasplantaban en ratones. Sobre el 70% de las células mueren en el intervalo que va desde que son recolectadas del órgano y trasplantadas. Los investigadores dijeron que su hallazgo podría llevar una investigación futura específicamente relacionada con el trasplante de páncreas.
El GABA se conoce desde hace décadas por su papel como neurotransmisor clave en el cerebro, un compuesto químico que las células nerviosas usan para comunicarse entre ellas, pero su papel en el páncreas y en relación con la diabetes era desconocido hasta el estudio de 2011 de Prud’homme y Wang.
El GABA y terapias relacionadas podrían ser ensayadas en pruebas con humanos, un proceso que podría llevar varios años, según los investigadores, ya que muchos tratamientos que funcionan en ratones no siempre se traducen en terapias efectivas en humanos.
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