El riesgo para la salud de la mujer y su bebé se produce con tan solo estar alrededor del humo de cigarrillo.
El estudio publicado en Journal of Developmental Origins of Health and Disease refiere que las hijas de madres que fumaron durante el embarazo eran entre dos y tres veces más propensas a desarrollar diabetes de adultas y si el que fumaba era el padre, también se incrementaba el riesgo, aunque en menor medida.
“Nuestros resultados son consistentes con la idea de que la exposición gestacional a sustancias químicas del medio ambiente puede tener efectos sobre salud”, destacó Michele La Merrill, autor principal del trabajo en información difundida por la Universidad de California.
“Hemos encontrado que el tabaquismo de los padres es de por sí un factor de riesgo para la diabetes, independiente de la obesidad o el peso al nacer”, pues si uno de los padres fuma, el bebé no queda protegido contra la diabetes solo porque sea delgado, enfatizó La Merrill.
Las conclusiones de la investigación se basan en el análisis de los datos de 1,800 hijas de mujeres que participaron en los Estudios de Desarrollo y Salud Infantil, un proyecto del Instituto de Salud Pública de EUA. Se reclutaron mujeres que buscaron atención obstétrica a través de la Fundación Kaiser en el Área de la Bahía de San Francisco entre 1959 y 1967. Como los datos fueron recogidos originalmente para estudiar el riesgo temprano de cáncer de mama, no se tuvo en cuenta a los hijos varones.
En estudios anteriores, la exposición fetal al humo del cigarrillo también se ha relacionado con tasas más altas de obesidad y bajo peso al nacer, pero este trabajo encontró que el peso al nacer no afectó a si las hijas de padres fumadores desarrollaron diabetes.
De acuerdo con la Oficina para la Salud de la Mujer en el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EUA, al fumar durante el embarazo la nicotina y las sustancias generadoras de cáncer se pasan al bebé.
Fumar también impide que el bebé reciba los nutrientes que necesita.