La falta de sueño aumenta el riesgo de desarrollar diabetes al mismo nivel que la obesidad. Un incremento, además, que resulta independiente de otros factores de riesgo para esta enfermedad y que es aplicable a toda la población –incluidas las personas jóvenes sanas que siguen una dieta equilibrada–.
Sin embargo, y según muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Chicago (EE.UU.) y publicado en la revista «Diabetes Care», con solo dormir mucho durante en dos noches consecutivas se contrarresta el riesgo asociado a la falta de sueño.
Como indica Josiane L. Broussard, directora de la investigación, «nuestros resultados muestran que con dos noches consecutivas en las que se recupere el sueño perdido se pueden revertir los efectos metabólicos negativos ocasionados por cuatro noches consecutivas con restricción del sueño. Un beneficio, además, que se obtiene a corto plazo».
Menor sensibilidad a la insulina
La semana laboral supone para muchas personas una restricción de la cantidad, y por tanto de la calidad, del sueño. Y esta restricción conlleva, entre otras consecuencias, un mayor riesgo de diabetes a corto plazo. Concretamente, y según muestra el estudio, dormir solo 4 o 5 horas diarias puede suponer un aumento del 16% de desarrollar la enfermedad –un efecto negativo comparable al asociado a la obesidad.
Así, y con objeto de hallar un remedio para este perjuicio, los investigadores reclutaron a 19 jóvenes sanos a los que, dependiendo de la ocasión y durante cuatro noches consecutivas, les dejaron dormir hasta 8,5 horas o les permitieron permanecer en la cama sólo 4,5 horas. En este último caso, la restricción del sueño se acompañó de dos noches consecutivas adicionales en las que los participantes podían dormir todo lo que quisieran –y en la que la duración promedio del sueño se elevó hasta las 9,7 horas.
Dos noches consecutivas en las que se recupere el sueño perdido bastan para revertir los efectos metabólicos negativos por cuatro noches consecutivas con falta de sueñoJosiane Broussard
Los resultados mostraron que la privación del sueño conllevó una disminución del 23% de la sensibilidad a la insulina –o lo que es lo mismo, la capacidad de la insulina para regular el azúcar en la sangre– y un incremento del 16% de desarrollar diabetes.
Más que diabetes
Sin embargo, dormir mucho durante dos noches consecutivas parece ser suficiente para revertir este efecto negativo. Y es que tras dormir todo lo que pudieron durante dos noches seguidas, los niveles de insulina y el riesgo de diabetes volvieron a unos niveles normales.
Como destaca Esra Tasali, co-autora del estudio, «la respuesta metabólica a este sueño ‘extra’ resulta ciertamente interesante y alentador. Y es que como se observa en los resultados, la gente joven y sana que de forma esporádica no logra dormir lo suficiente durante la semana laboral puede reducir su riesgo de diabetes si recuperan el sueño durante el fin de semana».
Entonces, ¿si uno duerme poco durante la semana y recupera el sueño el fin de semana está exento de un exceso de riesgo de diabetes? Pues como reconoce Josiane Broussard, «el nuestro no ha sido un estudio a largo plazo, y los participantes únicamente se sometieron al proceso en una ocasión. Nuestro próximo objetivo es analizar los efectos de la extensión del sueño durante el fin de semana en personas con una falta de sueño mantenida a lo largo de varias semanas laborables».
Sea como fuere, la falta de sueño no se limita a un mayor riesgo de diabetes. También se asocia con otros efectos ciertamente perniciosos. Concretamente, los observados en este estudio fueron: alimentación inadecuada, con abuso de dulces y alimentos ricos en grasas: aumento de la presión sanguínea; problemas cognitivos, especialmente dificultad de concentración y de razonamiento; e incremento del riesgo de accidentes de tráfico.