El Centro para la Innovación de la Diabetes Infantil de Sant Joan de Déu nos ofrece estas recomendaciones cuando un niño con diabetes va a realizar ejercicio físico:
- Consulta con un médico especialista en diabetes.
- Medir la glucosa antes y después del ejercicio.
- Añadir una ración de hidratos de carbono antes del ejercicio si la glucosa está en una franja ideal (80 – 140 mg/dl). Así evitaremos que los niveles de glucosa bajen durante la actividad física. Si el ejercicio se prolonga más de una hora, ofreceremos hidratos de carbono cada hora hasta finalizar la actividad.
- Por cada hora de ejercicio intenso ofrecer al niño 1-2 raciones de hidratos de carbono.
- La única manera de saber si el niño necesita un suplemento de hidratos de carbono es midiéndo sus niveles de glucosa en sangre antes del ejercicio.
- Tener en cuenta cuándo empieza a hacer efecto la insulina, cuándo llegará a su pico máximo de acción y cuándo terminará su acción para calcular por cuánto tiempo seguirán bajando los niveles de glucosa en sangre.
- Llamar al equipo de diabetes responsable de su tratamiento si el niño tiene los niveles bajos de glucosa en sangre frecuentemente, durante o después del ejercicio.
¿Qué hacer con la insulina cuando se realiza ejercicio físico?
- Al iniciar un programa regular de ejercicio. Debemos valorar reducir la dosis de insulina en función de los controles glucémicos durante y después del ejercicio.
- Si el niño está más activo durante mucho tiempo. Puede ser necesario reducir la dosis de insulina un 20 – 50 %, por ejemplo, esquiando durante todo un día. Conviene consultarlo con el equipo de diabetes.
- Si el niño muestra un nivel de glucosa alto inmediatamente después de un período corto de ejercicio intenso. Se trata de una respuesta normal causada por el efecto de una mayor cantidad de adrenalina.
- Si el niño continúa haciendo ejercicio. La glucosa sanguínea volverá al nivel previo al ejercicio o caerá por debajo. Al mismo tiempo los músculos utilizarán la glucosa para producir energía. Es necesario realizar controles de glucemia cada dos o tres horas después de un ejercicio intenso.
- Si el nivel de glucosa disminuye varias horas después de finalizar un ejercicio intenso o prolongado. Puede que el niño necesite menos insulina antes y después del ejercicio o más cantidad de comida antes, durante y después del ejercicio para evitar la hipoglucemia nocturna. A esta reacción se la denomina “efecto retardado” del ejercicio y puede durar hasta 24 horas. Esto curre cuando la glucosa pasa del torrente sanguíneo a los músculos para reemplazar la glucosa que éstos guardan habitualmente en forma de glucógeno.
Consejos de seguridad
Un niño no debe hacer ejercicio si está enfermo y tiene cetonas en la orina, porque esto puede elevarle los niveles de glucosa en sangre y causar una acumulación de cetonas. En ese caso, se le debe hacer la prueba de cetonas en orina.
Antes de iniciar una actividad física el nivel de glucosa conviene que oscile entre 120 – 180 mg/dl. Si el nivel de glucosa en sangre está alto (>250 mg/dl), es conveniente administrar un suplemento de insulina de acción rápida que permita al músculo aprovechar la glucosa del organismo durante el deporte.
Para prevenir una hipoglucemia durante la noche o durante las primeras horas de la mañana después del ejercicio intenso y prolongado, podemos ofrecerle al niño una ración o más de hidratos antes de ir a dormir si la glucemia está por debajo de 120 mg/dl. Para otra ocasión debemos valorar bajar la dosis de insulina.