Cuando no se controlan los niveles de glucosa, pueden dañar los nervios y los vasos sanguíneos pequeños, y la función normal de los órganos sexuales se modifica; es decir, la diabetes puede generar disfunción eréctil.
Los hombres con riesgo de padecer diabetes tienen entre dos a tres veces más probabilidades de presentar disfunción eréctil, incluso entre 10 y 15 años antes que aquellos que no son diabéticos, según investigadores del Centro Coordinador Nacional de Información sobre la Diabetes (NDCI) de Estados Unidos.
Cuando no se controlan los niveles de glucosa, pueden dañar los nervios y los vasos sanguíneos pequeños, y la función normal de los órganos sexuales se modifica; es decir, la diabetes puede generar disfunción eréctil debido a que afecta tanto física (circulación sanguínea), como fisiológicamente (estímulos sexuales) a los hombres.
Problemas de erección y diabetes
Existe un vínculo entre la disfunción eréctil y la diabetes, incluso, según un estudio del Centro Médico de la Universidad de Michigan, muchos hombres que comienzan con problemas de erección desconocen que padecen diabetes, por lo que éste podría convertirse en un síntoma-consecuencia de la enfermedad.
De acuerdo con este reporte en el Clinical Research in Cardiology, todo comienza con la resistencia a la insulina, lo que puede conducir a la diabetes con el tiempo. La diabetes afecta negativamente a las arterias y lo pone en riesgo de tener presión arterial alta, lo que finalmente eleva las probabilidades de disfunción eréctil y enfermedad cardiovascular.
Mark Moyad, investigador de la Universidad, explica que en este estudio, los hombres jóvenes con disfunción eréctil (menores de 40 años) tuvieron mayor presión arterial sistólica, resistencia a la insulina y colesterol, así como un endurecimiento de las arterias acelerada, en comparación con los chicos de la misma edad sin problemas de erección.
Además, otros estudios han mostrado que cuando los niveles de glucosa en la sangre están elevados durante un período prolongado de tiempo, comienzan a dañar los vasos sanguíneos y los nervios, lo que afecta las señales a los nervios autónomos y con ello el flujo de sangre hacia los genitales.
No obstante, los especialistas explican que en gran medida todo esto se puede prevenir, y en algunos casos reducir, a través de tres sencillos pasos: dieta balanceada, ejercicio regular y constante monitoreo de los niveles de glucosa en sangre.