Una mujer de nacionalidad británica de 40 años dio recientemente a luz en Denia (Alicante) al bebé más grande nacido por parto natural en España desde que se tienen registros. La niña pesó 6,2 kilos. Más allá de la anécdota, los ginecólogos alertan de los peligros de la macrosomía fetal, que es como se denomina a los bebés que pesan más de 4 ó 4,5 kilos en el vientre materno, tanto para los niños como para las madres.
La principal causa que produce este crecimiento desmesurado del feto es una diabetes de la madre descontrolada durante la gestación, según ha explicado el doctor Claudio Álvarez, director médico de la Unidad de Reproducción Asistida del centro Gutenberg de Málaga.
Cuenta el diario Sur de Málaga, que los llamados bebés gigantes también pueden ser fruto de la obesidad de la madre o de la propia genética, es decir, que en una familia en la que los niños han nacido grandes, es más probable dar a luz un bebé de mayor tamaño.
También parece influir la edad de la madre y la edad gestacional, según explica Álvarez: "si el parto se retrasa hasta la semana 42, por ejemplo, el niño puede llegar a esos pesos. Aunque en un porcentaje amplio se da por causas desconocidas, es decir, en madres sin ninguna patología, obesidad o carga genética proclive".
"Las madres de fetos macrosómicos presentan un riesgo más alto de sufrir lesiones durante el parto y el propio feto también presenta un riesgo aumentado de lesionarse durante el parto e incluso cuando se realiza una cesárea, pues su gran tamaño favorece la distocia de hombros, fracturas, especialmente de clavícula, e incluso lesiones neurológicas", ha explicado por su parte Margarita Marcelino, ginecóloga de Centro Ginecológico de Málaga.
Una vez que el niño ha nacido puede también presentar complicaciones, especialmente hipoglucemias, que pueden ser severas. Marcelino indica que hay estudios que también relacionan la macrosomía al nacer con un mayor riesgo de enfermedades de la edad adulta.
Margarita Marcelino explica que el diagnóstico de macrosomía fetal por ecografía no es tan sencillo como podría suponerse, pues con frecuencia el peso fetal se incrementa mucho en las últimas semanas y porque la valoración ecográfica del peso fetal al final del embarazo tiene un margen de error muy elevado.
Marcelino defiende por otra parte que hay opiniones enfrentadas entre los ginecólogos sobre si es necesario o no inducir el parto antes de tiempo con el fin de que el feto no siga incrementando su peso, así como sobre la conveniencia o no de realizar una cesárea que, en el caso de que se use de forma indiscriminada, puede exponer a la madre a riesgos quirúrgicos innecesarios.
Ambos especialistas tienen en su haber partos macrosómicos. Álvarez atendió una cesárea de un bebé de 5,6 kilos de peso, mientras que Marcelino ha tenido este mismo verano un parto natural de un niño de 4,6 kilos. En este último caso, la madre no tenía diabetes ni patologías previas, pero una familiar también había tenido un hijo de gran tamaño anteriormente.
Para Marcelino, las medidas más adecuadas para prevenir el excesivo peso del feto o del recién nacido son, en primer lugar, realizar un riguroso control de los niveles de glucosa de la madre tanto con dieta, ejercicio físico como con insulina en el caso de que se trate de una diabetes insulino-dependiente.