Históricamente la DAN (Divers Alert Network) aconseja no bucear a los buceadores insulino-dependiente, por el alto riesgo de sufrir una Hipoglucemia, que puede llevar al ahogamiento, (por pérdida del conocimiento). Los síntomas de la hipoglucemia son transpiración, nerviosismo, desmayos, palpitaciones, confusión, disturbios visuales estupor, ataque y pérdida de la conciencia. Varios de estos síntomas se pueden confundir con la Narcosis Nitrogénica.
Hasta ahora uno de los resultados más interesantes, es que el buceo disminuye significativamente los niveles de glucosa de la sangre. (Las concentraciones plasmáticas de glucosa se mantienen en un intervalo bastante estrecho de 70 a 110 miligramos por decilitro de sangre (mg/dl)). Esto confirma el posible riesgo de Hipoglucemia cuando se bucea, sobre todo en buceos extenuantes o fríos. Sin embargo también muestra que los buceadores insulino-dependientes con un control moderado de su condición pueden bucear de forma segura. Para ello deben seguir determinados protocolos y monitorizar su glucosa.
¿Cómo la diabetes puede afectar al buceador?
Es un gran obstáculo certificar a un diabético, la posibilidad de un ataque y la pérdida de conciencia debido a una Hipoglucemia. La reacción a la insulina y la rapidez con que se llega a bajos niveles de azúcar puede perjudicar el poder de decisión y de razonar.
Una diabetes fuera de control lleva a eliminar grandes cantidades de azúcar por la orina, un proceso que lleva rápidamente a la deshidratación, aumentando el riesgo de sufrir la Enfermedad de la descompresión.
En general, los diabéticos —sobre todo los insulinodependientes— no deben realizar actividades durante las cuales un desmayo pueda resultar peligroso. Este es el caso del buceo con SCUBA, puesto que dicha situación impediría respetar las medidas de seguridad personales y vigilar al compañero de buceo.
Estudios
Si bien existen diferencias entre distintos países. Tras evaluar varios casos de diabéticos insulino dependientes que habían realizado inmersiones sin problemas, la comisión médica del Club Subacuático del Reino Unido (British Sub Aqua Club, BSAC) relajó en 1991 la prohibición estricta de practicar esta actividad a estas personas y, actualmente, la permite a los diabéticos insulinodependientes que no presenten problemas cardiovasculares ni otras complicaciones (4). En cambio, las guías clínicas estadounidenses y las de otros países son más estrictas. Algunos autores recomiendan evaluar a cada persona de forma individualizada, mientras que otros reconocen que es muy probable que en un futuro próximo haya una mayor tolerancia en estos casos.
En 1993, Divers Alert Network envió una encuesta a sus 115.300 miembros para determinar cuántos de ellos eran diabéticos y buceaban a pesar de la enfermedad y, de acuerdo con sus resultados, 164 (129 insulinodependientes) refirieron haber realizado más de 27.000 inmersiones con escafandra autónoma sin haber presentado ninguna complicación importante (2). Aunque se comunicaron síntomas de hipoglucemia, ninguno de ellos causó una pérdida del conocimiento.
No se ha investigado si el buceo recreativo en condiciones de escaso estrés afecta a las concentraciones sanguíneas de glucosa. DAN inició un ensayo en 1997 para evaluar los efectos de esta actividad en buceadores recreativos titulados, y publicó recientemente sus resultados en una revista científica (3). Este artículo resume los principales datos de dicho estudio y propone nuevas investigaciones. Para obtener una información más detallada puede consultarse el artículo completo.
Métodos
En el estudio se evaluó la respuesta de la glucosa en plasma al buceo recreativo en diabéticos insulinodependientes adultos y en un grupo de buceadores sanos, que se utilizó como grupo de control.
Los criterios de inclusión en el primer grupo fueron una diabetes relativamente controlada (como mínimo), la ausencia de complicaciones secundarias de la enfermedad, no haber sido hospitalizado durante los 12 meses previos al estudio como consecuencia de alteraciones graves de la glucemia, y un buen conocimiento de la relación entre las concentraciones plasmáticas de glucosa y el ejercicio físico.
La mayoría de las inmersiones se realizaron en aguas tropicales o subtropicales y desde barcos pequeños o de mayor tamaño (liveaboards). Antes de cada inmersión, la glucemia de los participantes debía ser superior a 80 mg/dl; para cerciorarse de ello, se utilizaron aparatos portátiles que determinan la glucosa en sangre mediante tiras reactivas, con los que se tomó la glucemia varias veces antes y después de las inmersiones.
Resultados
Participaron en el estudio 83 buceadores: 40 diabéticos insulinodependientes y 43 controles. De las 1.059 inmersiones evaluadas, 555 correspondieron al primer grupo y 504, al segundo. Se hicieron promedios de los datos del grupo de diabéticos, y se obtuvo que su media de edad era de 45 años, y el promedio de tiempo que llevaban buceando y con diabetes, de 9 y 15 años, respectivamente. Además, al 77 % ya se les había diagnosticado la enfermedad en el momento en el que obtuvieron el certificado de aptitud para el buceo con escafandra autónoma. Los perfiles de las inmersiones fueron similares en ambos grupos, con un promedio de 2,7 inmersiones por día, y no se registró ningún caso.
¿Quienes pueden y quienes no pueden bucear?
Cualquier diabético que no pueda reconocer la hipoglucemia (bajo azúcar en la sangre), hiperglucemia (alto azúcar en la sangre), o quien este diagnosticado con ketoacidosis (condición ácida por la ruptura de Ketones), mal función de un órgano (riñones, ojos, corazón). No puede bucear, pues el riesgo es muy alto.
Los diabéticos con un alto control de su condición, que entienden la interrelación entre diabetes y ejercicio, que son lo suficiente disciplinados para seguir estas normas, pueden estar calificados para bucear de forma deportiva, siempre bajo la aprobación y control de su médico.
Aspectos Prácticos
Por otra parte, existen algunos aspectos prácticos sobre la seguridad de los diabéticos a los que se permite bucear:
1) La hipoglucemia grave puede producir convulsiones y pérdida del conocimiento, que pueden ser mortales bajo el agua.
2) A diferencia del ejercicio físico en tierra, en el medio subacuático no existe ningún modo fiable de descansar un momento. Además, las condiciones bajo el agua pueden variar en poco tiempo y una inmersión relajada en un entorno tranquilo puede convertirse repentinamente en una situación de que requiera un gran esfuerzo físico.
3) En las zonas apartadas en las que, en ocasiones, se practica el buceo, el control y tratamiento de enfermedades graves puede ser más difícil.
4) El buceo por parejas se basa en el principio de que ambos buceadores son capaces de ayudar a su compañero con rapidez y eficacia si lo necesita. Sin embargo, si uno de ellos padece una enfermedad podría no ser capaz de cumplir esta función.
5) La diabetes puede agravarse con el tiempo; cuando esto ocurre, los riesgos que conlleva la práctica del buceo son mayores.