Según un estudio, la microbiota intestinal o flora intestinal podría inhibir el desarrollo de diabetes tipo 1.
El estudio encabezado por científicos del Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale (INSERM), la Universidad de París Descartes y el Centro Francés de Investigación Científica (CNRS, en sus siglas en francés) y publicada en la revista Immunity, refiere que si bien, en algunos casos, las bacterias podrían causar enfermedades infecciosas, en otras, estos microorganismos podrían protegernos de ciertas enfermedades.
Destacan que para combatir a los patógenos, el sistema inmune ha desarrollado diversos mecanismos para detectar, defenderse e incluso destruir los microorganismos que son perjudiciales para el cuerpo.
Durante el estudio, los investigadores se concentraron en analizar un subtipo de péptidos antimicrobianos, las catelicidinas, moléculas que han mostrado habilidades inmunorreguladoras frente a varias enfermedades autoinmunes y que pensaron podían estar implicadas en el control de la diabetes tipo 1.
Utilizando un modelo animal, observaron que las células pancreáticas beta en ratones sin diabetes producen catelicidinas; sin embargo, esta producción se ve alterada en roedores que tienen la enfermedad, por lo que decidieron inyectarlas a los animales como diabetes.
“La inyección de catelicidinas inhibe el desarrollo de la inflamación pancreática y, como tal, suprime el desarrollo de la enfermedad autoinmune en estos ratones”, destacó Julien Diana, autora principal del trabajo.
Teniendo en cuenta que la producción de catelicidinas está controlada por los ácidos grasos de cadena corta producidos por las bacterias del intestino, los científicos creen que la deficiencia de catelicidina podría estar asociada con la diabetes.
Para los autores del estudio, “esta investigación es una prueba más del papel que juega la microbiota en las enfermedades autoinmunes, sobre todo para controlar su desarrollo”.
La microbiota intestinal contiene 100 billones de microorganismos, incluyendo como mínimo 1,000 especies diferentes de bacterias que comprenden más de tres millones de genes, 150 veces más que en el genoma humano. Puede llegar a pesar hasta dos kilogramos, y solo un tercio es común a la mayoría de los seres humanos, mientras que los otros dos tercios son específicos en cada persona.