Hola a todos.
Por si pudiera servir a alguien, expongo seguidamente un tema que descubrí casualmente hace poco. No es algo excepcional, después he leído en los foros que le sucede a bastantes diabéticos.
Tengo 57 años, diabético tipo II desde hace cuatro. Como es usual, comencé con la medicación oral, y desde hace algunos meses estoy además con la insulina Lantus, 12 unidades en la mañana. Siguiendo una buena dieta y con ejercicio consigo mantener la situación controlada, aunque no faltan los típicos "picos" tras alguna comida, como sucede habitualmente.
Yo nunca me había medido a media mañana. Me levanto a las 7 horas, tengo un nivel que oscila entre 85 y 100. Por tanto, desayunaba y tan confiado al trabajo.
Pero hace algunos días amanecí con 130, y al ser más elevada que no normal decidí llevarme el medidor a la oficina. Solo desayuné un yogurt y me llevé siete u ocho galletas sin azúcar que comí sobre las 8 horas. Pues a las 9,30 estaba en 200. Pensé que era algo puntual, pero no. Tras hacer un seguimiento durante varios días resulta que a primera hora de la mañana, con una mínima proporción de alimento, el nivel se dispara a niveles de 180 a 200. Da lo mismo lo que desayune, he probado con todo, y siempre cantidades mínimas. Y eso que recorro un buen trecho andando hasta el trabajo, aunque cierto es que mi actividad es de oficina, por tanto hay poco ejercicio físico.
No me han dado una respuesta concreta del porqué sucede esto. Pero es claro que el organismo, tras el reposo de la noche, es como si recibiera un mensaje para que a primera hora, al comenzar la actividad, transforme de forma brutal en glucosa los alimentos. Parece ser que también sucede en esa diabetes llamada gestacional, de las embarazas.
Asi que como esta enfermedad es tan sacrificada, le he puesto remedio de la siguiente forma: me voy sin desayunar nada en absoluto, se pasa algo de hambre, pero que remedio. Desde las 7 a las 9 horas, nada de nada. Y a partir de las 9 comienzo a comer esas galletas sin azúcar, de forma muy lenta, media galleta... otra media pasados 20 o 30 minutos... Así espaciando ese poco alimento hasta las once de la mañana. No hay problemas de bajada en mi caso, ese nivel de 90 a 100 de la mañana, puede bajar algo, unos diez puntos, pero nada más.
Y curiosamente, ya a las doce y media, salgo a la calle, tomo un vinito con un buen aperitivo (incluso tortilla o similar) y a esa hora ya se comporta de forma normal, subiendo como mucho a 110 o 120.
Esta es mi experiencia que os transmito por si puede ser de interés para algunos.
Recordar, como ya he dicho, que esto es muy sacrificado. Así que ánimo siempre y adelante. No faltarán momentos de decaímiento, es inevitable, pero a pesar de esta carga que nos ha venido, la vida ofrece muchas cosas buenas, no os dejéis hundir. Yo siempre digo que estos sacrificios tienen un premio cuando observamos que nuestro medidor está en el nivel que nos gusta, y eso será siempre un motivo de satisfacción.
Un abrazo.