La diabetes, pese a ser la enfermedad más prevalente, en la mayoría de países no se le da la suficiente importancia, ya sea porque «no mata» o porque «no duele». Sin embargo, la diabetes es considerada una de las enfermedades más complejas, tanto por que lesiona todos los órganos de nuestro cuerpo (corazón, riñón, ojos, extremidades, etc.) como porque es responsable de los altos índices de mortalidad que padecen estos enfermos.
En España, las cifras hablan por sí solas: son 6 millones y, en el último año, la prevalencia ha aumentado un 33,41% en adultos. Los expertos dicen que, si no se toma en serio, con políticas que fomenten la vida sana y el ejercicio, en 2035 serán el doble: 5,1 millones de enfermos, tantos como los habitantes de la Comunidad Valenciana.
Y en este universo poco esperanzador, fue donde el doctor Carlos Ballesta, jefe de la Unidad de Obesidad y Diabetes del Hospital Ruber Internacional y pionero en España en operar de obesidad con laparoscopia, descubrió la «conexión maestra».
«Vimos que aproximadamente la mitad de los pacientes con obesidad mórbida eran diabéticos, y que cuando les operábamos se curaban», resume.
«De las técnicas quirúrgicas que había para tratar la obesidad, las que actuaban sobre el estómago curaban algo más de 50%, sobre el intestino (by pass gástrico) un 87% y, cuando se llegaba a la parte más distal del intestino, la que está pegada al colon, la curación era del 97%».
Cirugía metabólica
Y voilà, ahí comenzó un nuevo camino tan esperanzador como inesperado para los diabéticos: el de la curación. «Los resultados de la cirugía de la diabetes son extraordinarios; por cada punto que desciende la hemoglobina glicosilada en sangre, reduce el riesgo de mortalidad, de sufrir un infarto de miocardio o riesgo de amputaciones», señala el especialista.
«Para ello se realiza una operación, denominada cirugía metabólica, que actúa sobre la zona del tubo digestivo donde intervienen todas las hormonas que inducen el metabolismo de la insulina. Esto es así hasta el extremo de que si se realiza una liposucción, el paciente pierde peso pero no se cura dela diabetes».
La intervención se realiza por laparoscopia, sin agresión y sin hacer grandes cicatrices al paciente, por lo que tiene poco riesgo y el paciente es dado de alta hospitalaria a las 48-72 horas de realizarse.
Ballesta es un referente: lleva más de 3.000 cirugías y todos los centros que realizan esta intervención en España la hacen según la técnica que él implementó.
¿Para quién?
Y ¿cuál es el perfil del paciente que se cura? «Todas aquellas personas que tienen un IMC superior a 35 o que con un exceso de peso de 30 kg son diabéticos, hipertensos o padecen una enfermedad que se ve agravada por el exceso de peso, como la hernia de disco (columna) o infarto de miocardio, Stent, etc., son pacientes indicados para esta cirugía, encaminada a curar la diabetes y aquellas enfermedades del metabolismo que la acompañan y que tarde o temprano, van a producir la muerte o incapacidad del que las padece», señala el Dr. Ballesta.
El caso de Andrés
Estos avances sucedían en otro universo, mientras Andrés Raya, de Barcelona, era diagnosticado de Diabetes Mellitus 2 a los 56 años. Mientras la ciencia avanzaba, él iba empeorando. Llagas en las piernas, un riñón dañado, tensión y colesterol por las nubes y 80 unidades de insulina diaria.«Era un carcamal, un lastre para mi familia y mi vida era un sufrimiento constante», resume.
«Si salía a dar un paseo tenía que ser por un lugar conocido en el que supiera que había bancos cada pocos metros, porque no aguantaba caminar sin pararme. Sin haber bebido ni fumado nunca, me encontraba como si hubiera vivido 100 vidas, no tenía energía», añade. Andrés era un ejemplo claro de los millones de personas que conviven a diario con esta enfermedad.
Un buen día, charlando con un familiar salió el tema y ella le dijo «Andrés, en Barcelona operan de Diabetes». No daba crédito, «¿pero si la diabetes no tiene cura?», respondió. Ese día su vida iba a empezar a cambiar.
«Cuando fui a mi endocrino para la revisión periódica a los seis meses de la intervención no se lo creía, de hecho me dijo ‘Andrés, siento haberte hecho perder el tiempo, se han equivocado en los resultados porque salen como si nunca hubieras tenido diabetes’. Cuando se lo conté no daba crédito», afirma.
«Soy una persona nueva, he pasado de ser un lastre en mi casa a ser de nuevo el motor de la familia. Vivo con mi mujer y una de mis hijas y mi nieta y la alegría que les ha dado mi curación compensa todo lo malo que hemos pasado juntos.