La Fundación Europea para el Estudio de la Diabetes informó que en aproximadamente cinco años, científicos de diversas partes del mundo, anunciarán sus avances clínicos y tecnológicos en torno a la cura de la diabetes tipo 1 a través del uso células madre que regeneran e impiden la destrucción de las células betas que secretan insulina, informó su presidente Philippe Halban.
Luego de que expertos mundiales de diferentes academias, universidades y centros de estudio formaran la Alianza de Investigación de Diabetes, y se reunieran en 2000 de manera urgente en Barcelona para planear estrategias de control y cura de la enfermedad, Halban detalló que se han dado avances importantes que sugieren que en cinco años se habrá encontrado la cura contra la diabetes 1, que afecta casi 285 millones de personas y en 2030 alcanzará a 435 millones.
“Se usan células madres embrionarias que, como su nombre lo dice, se toman de un embrión en una etapa temprana, algo que no se permite legalmente en todas los países, y también de cualquier parte del cuerpo para replicar mediante cultivos las células productoras de insulina”, dijo el investigador del Centro de Diabetes Joslin, de Boston.
“Estas células madre, pluripotenciales, que se cultivaron y producen insulina, no son perfectas (...) pero sí producen insulina, sí responden a glucosa”, anunció durante su participación en la Cumbre Sanofi 2015, que se llevó a cabo en Cancún, Quintana Roo.
De igual manera, abundó, una empresa en EU llamada Biacyte presentó en octubre de 2014 un ensayo clínico basado en implantar un dispositivo en el cuerpo que libera células madre embrionarias.
De acuerdo con Halban, la investigación científica dirigida a atender a 5 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 1, causada por la destrucción autoinmune de las células beta productoras de insulina, ha arrojado resultados positivos en ratones de laboratorio.
Aunque las personas con este tipo de diabetes cuentan con terapias que les proporciona una expectativa de vida amplia con el uso de la insulina exógena, la realidad es que aún no ha sido posible disminuir los riesgos de que sufran de hipoglucemia, que aumenten de peso y sufran un descontrol de la enfermedad por el empleo de una gran diversidad de jeringas y la exigencia de un monitoreo riguroso a diario.
Por ejemplo, solo 200 personas a escala mundial pueden acceder a trasplantes de páncreas y éstos requieren inmunosupresores de por vida para evitar el rechazo, considerando que pueden presentarse efectos colaterales.
El avance no solo cambiará el paradigma en el abordaje de los pacientes con diabetes, los cuales, según la meta, ya no estarán condenados a usar insulina de por vida, sino que además arrojará luz en la posible cura de la diabetes tipo 2.
“Es posible restaurar la sensibilidad de la glucosa”, añadió. Ahora, el reto es encontrar mecanismos para que el uso de células madre no derive en el desarrollo de otros padecimientos como cáncer.
Con respecto a la diabetes tipo 2, lo que los científicos están haciendo es ver la manera en la que pueden modificar y reparar el páncreas dañado.
Cifras en México
En México la diabetes tipo 2, de acuerdo con Guillermo Fanghänel, del Hospital General de México, genera pérdidas anuales por 85 mil millones de pesos; 73 por ciento corresponde a tratamiento, 15 por ciento a ausentismo laboral y 12 por ciento a pérdida de ingreso por mortalidad prematura.
Tan solo por productividad, agregó, se pierden al año 400 millones de horas laborales, lo que representa más de 184 mil empleos de tiempo completo.
En el país, en el lapso de 24 horas, 650 personas serán diagnosticadas con diabetes, 194 morirán, 45 se quedarán ciegas, 56 tendrán falla renal y 78 serán amputadas.
La falta de adherencia ha convertido a esta epidemia en una de las causas esenciales de mortalidad y discapacidad. Sobre todo porque, conforme a evaluaciones, de los más de 9 millones, 50 por ciento no lo sabe, y de los que ya están diagnosticados por lo menos 24 por ciento no tiene controlada su glucemia, menos de 65 por ciento reciben tratamiento adecuado y hasta 55 por ciento no recibe atención preventiva.
Si hubiera un adecuado control, aclaró, se prevendría 29 mil insuficiencias renales al año, en ese periodo, dejarían de morir 68 mil personas por hipertensión, 37 mil por infarto amiocardio, y 10 mil por neumonía.