El dispositivo está en el mercado desde 1980. Con el tiempo fue evolucionando y hoy tiene el tamaño de un celular. Este aparato evita tener que ineyectarse a diario.
Los dispositivos de infusión subcutánea continua de insulina (ISCI), más comúnmente llamado bomba de insulina, emergió como una terapia efectiva y segura para el manejo de personas con diabetes de Tipo I y, muy pocas veces, de Tipo II. Si bien este aparato está en el mercado desde 1980, con el tiempo ha ido evolucionando hasta como lo conocemos hoy en día: un artefacto pequeño y portátil con un tamaño similar al de un celular. Éste administra insulina de acción rápida las 24 horas del día a través de un tubo pequeño (catéter) y una cánula (denominados equipo de infusión) que se implanta bajo la piel, generalmente en la zona del abdomen.
La cantidad de insulina administrada se puede ajustar para satisfacer las necesidades de cada paciente, quien debe programar el dispositivo diariamente para que éste deposite microgotas de insulina en su cuerpo. De todas maneras, aunque se use una bomba de insulina, sigue siendo necesario monitorizar los niveles de glucemia a lo largo del día, lo cual también establecerá las dosis de insulina y permitirá ajustar la ingestión de alimentos y el programa de actividades físicas.
La ley y los requisitos
Las dos marcas que llegan a Argentina de bomba de insulina son Accu-Chek y Medtronic. Este dispositivo está saliendo alrededor de 80.000 pesos, sin contar los insumos que se necesitan mensualmente. Es por esto, que el aparato está financiado por el Sistema Nacional de Salud y, acorde con la Ley Nº 23.753/89 y el Decreto Nº 1.271/98, queda comprendido el tratamiento del paciente con diabetes Tipo I y II.
Por lo tanto, el tratamiento con el dispositivo de infusión continua de insulina es cubierto el 100 % ya sea por las obras sociales o los sistemas de medicina prepaga. “Aunque el otorgamiento del aparato al paciente debe ser evaluado y aprobado por la auditoría de la institución correspondiente. Y para eso el médico del paciente debe fundamentar y argumentar por qué es necesario que el paciente tenga una bomba de insulina”, indicó Tedesco.
En el caso de que el paciente no tenga dinero, el Área de Salud Estatal a través de las distintas jurisdicciones (Nacional, Provincial, Municipal), cubrirá las demandas correspondientes a aquellas personas carentes de recursos y de cobertura médico social, de acuerdo con las siguientes disposiciones: que sea Argentino, no tenga cobertura de salud y que carezca de recursos o ingresos que no le permitan costear los medicamentos e insumos.
“Generalmente demora mucho el trámite para solicitar una bomba de insulina. Aunque tengo pacientes que tienen Iosper o PAMI y el trámite es bastante rápido, entre unos tres a seis meses tarda en llegarle el dispositivo con los insumos. Aunque tengo una paciente que paga un sistema de medicina prepaga y ya pasaron seis meses desde que solicitó la bomba de insulina y aún no le ha llegado”, señaló el médico especialista en diabetología de Paraná y agregó que de todas maneras no cualquier paciente con diabetes Tipo I y Tipo II puede solicitar un dispositivo de infusión subcutánea continua de insulina. “No cualquiera puede usar una bomba de insulina, se puede decir que hay ciertos requisitos que el paciente debe cumplir”, dijo Tedesco.
Algunos requisitos para que el paciente pueda solicitar una bomba de insulina son: tener niveles elevados de hemoglobina glucosilada en sangre no corregidos con métodos convencionales de tratamiento con insulina; padecen frecuentes y severas oscilaciones en sus niveles de glucosa (hipo e hiperglucemias); experimentar reiteradamente hipoglucemias durante la noche o presentar hiperglucemia al levantarse por la mañana sin ingerir alimentos; dedicarse a actividades de gran resistencia física o práctica de deportes de competición; entre otros.
Usar la bomba de insulina
Cada paciente que decida, junto a su médico, dejar de inyectarse insulina para pasar a usar el dispositivo de infusión subcutánea continua de insulina debe participar de un proceso educativo para conocer, comprender y manejar el aparato sin inconvenientes. Una de las encargadas del litoral es la Licenciada en Nutrición, Luisina Ricci, quien es educadora de bomba de insulina Accu-Chek Combo (uno de los modelos más utilizados actualmente) y asesora técnica del conteo de carbohidratos del laboratorio Roche.
Ricci explicó a UNO que generalmente los pacientes que se embarcan en la utilización de la bomba de insulina son quienes tienen una actividad glucémica muy variada. “Tienen muchos picos, pasan de tener una hipoglucemia a una hiperglucemia. Por eso se les recomienda empezar a usar la bomba para regular sus niveles de glucemia con microgotas de insulina diaria”, contó la nutricionista y agregó que “una vez que se coloca la bomba de insulina al paciente se estabiliza a los tres meses y disminuye al menos un 30 por ciento la insulina total que usaba antes cuando se inyectaba”.
“Lo primero que les enseño es la parte técnica del dispositivo. A cómo deben programa y administrar el aparato y la dosis diaria de insulina”, relató Ricci y continuó: “Una vez que les enseño a usar la bomba técnicamente, pasamos al módulo de conteo de carbohidratos”.
La educadora de bomba de insulina Accu-Chek Combo, señaló que “los carbohidratos son los que aumentan la glucemia del paciente con diabetes. Por eso es importante que la persona sepa los valores de los carbohidratos para así poder corregir, con insulina, el nivel de azúcar en sangre y evitar que la glucemia aumente”.
“Entonces lo primero que se le enseña al paciente es a identificar qué alimentos tienen carbohidratos, que son los que le van a aumentar la glucemia, y cuáles alimentos no tienen carbohidratos pero los tienen que comer moderadamente porque les aportan muchas grasas y proteínas. Por eso es necesario interiorizarse acerca de los alimentos para así evitar que la glucemia aumente o baje”.
Respecto al tiempo de duración del proceso para manejar la bomba de insulina y conocer el conteo de carbohidratos, Ricci dijo que generalmente son dos días, “depende mucho del paciente el proceso de aprendizaje. Generalmente los más grandes duran tres días y los más chicos, que son más audaces con la tecnología, duran un día”.
En primera persona
UNO consultó a tres jóvenes, que padecen diabetes Tipo I y utilizan la bomba de insulina hace varios meses, acerca del aparato y ellos afirmaron que “les cambió la vida para bien y ahora regulan sin inconvenientes su enfermedad”.
Miguel Piccoli, de 22 años, es de Paraná y en febrero de 2010 debutó de diabetes Tipo I. “Fue algo repentino. Me venía sintiendo mal, estaba estresado y con muchas cosas, y de un día para otro me dijeron que tenía diabetes Tipo I y debía inyectarme insulina”, contó el joven y agregó que luego de dos años inyectándose insulina se le dio la posibilidad de colocarse la bomba de insulina. “En mayo de 2012 empecé los trámites en la obra social de mi mamá, el Instituto Obra Social del Ejército (Iose), pero como demoraban tanto realicé los trámites en la obra social de mi abuela, PAMI, y en diciembre de ese año ya tenía el aparato y los insumos”.
Piccoli estudia kinesiología en Santa Fe y afirmó: “Haberme colocado la bomba de insulina fue una solución. Porque inmediatamente me regulé con la enfermedad. Realmente me cambió la vida la bomba, ahora no me tengo que andar inyectando durante el día como antes y no tengo picos de glucemia”.
A los dichos de Miguel, Luciana Parellia, de 23 años, agregó: “En noviembre de 2014 me puse la bomba de insulina y estoy genial. Me gusta mucho porque uno tiene como más libertad con el infusor de insulina. Antes había que estar pendiente de inyectarse, ahora no es necesario”.
Parellia es de Federal y hace cuatro años que vive en Paraná, en donde estudia Profesorado de Educación Especial. Cuando tenía 11 años debutó de diabetes Tipo I, “fue en junio de 2004, me sentía muy mal, tenía mucha sed y hambre, pérdida de peso y me sentía cansada y con sueño. Así que fui al médico con mis padres y me detectaron un cuadro de diabetes. Me tuve que inyectar insulina por varios años y ahora con la bomba de insulina no debo hacerlo”, afirmó contenta la joven de 23 años y agregó que ella tiene la obra social Iosper y que, si bien tuvo que hacer muchos trámites y esperar para obtener la bomba de insulina, hasta el momento no tuvo ningún inconvenientes.
Otro joven que padece diabetes Tipo I es Dardo Tosolino de 24 años. Él es de Paraná y actualmente vive en Santa Fe en donde estudia Medicina. Cuando tenía 3 años le diagnosticaron la enfermedad, “fue en diciembre. Era muy chico así que no recuerdo mucho. Tengo diabetes insulinodependiente así que hasta noviembre de 2014 estuve inyectándome insulina hasta que se dio la posibilidad de empezar a usar la bomba de insulina”, contó Dardo y afirmó que fue un cambio rotundo en su vida: “Fue un cambio para mejor en mi vida. Me regularicé con los valores de glucosa en sangre y ya no tengo más picos como antes. Estoy muy bien y contento. Además mi obra social –por Iosper- me brindó sin inconvenientes la bomba de insulina y me da todos los insumos”.
Dato
Tedesco informó que en 2010 él aplicó la primera bomba de insulina en Entre Ríos y que tiene pacientes que van desde los 18 años hasta los 74. A lo que adhirió Ricci: “Tuve que tratar con pacientes de diabetes Tipo I desde los 2 años hasta los 70”.
Además, la nutricionista explicó que generalmente coloca alrededor de ocho bombas de insulina por año en Entre Ríos y lo ha hecho en localidades como Concordia, Gualeguaychú, Colón y Paraná.