Advierten de que los niveles bajos de glucosa son "tan peligrosos" como las hiperglucemias
JANO.es · 20 Julio 2012 14:14
El seminario Hot Challenges in Diabetes, organizado por la alianza Boehringuer-Lilly, ha abordado los principales retos de la enfermedad, como la terapia individualizada en el tratamiento de la diabetes tipo 2 (DM2); la hipoglucemia como factor de riesgo cardiovascular o la terapia con incretinas y su papel en la enfermedad cardiovascular.
El Dr. Pedro de Pablos, del Departamento de Endocrinología y Diabetes del Hospital Dr. Negrín (Las Palmas de Gran Canaria), ha defendido la necesidad de individualizar el tratamiento y adaptar las herramientas disponibles al estilo de vida y a las particularidades de cada paciente. Una necesidad que, según el Dr. De Pablos, ya se puso de manifiesto en 1993, en las guías clínicas para el manejo de la enfermedad.
“La diabetes tipo 2", ha añadido este especialista, "requiere la participación activa del paciente. Él es el protagonista de la película, tiene que haber un grado de compromiso por su parte y los médicos tenemos que facilitar la adherencia al tratamiento”. La personalización, sin embargo, no significa que el médico no juegue un papel importante en el tratamiento. En opinión del Dr. De Pablos, “individualización no significa inercia terapéutica, todas las personas con diabetes deben recibir educación sobre su enfermedad, asistencia medica periódica y la combinación de medicamentos adecuados en el tiempo preciso”.
En el debate posterior a la presentación, se ha reivindicado un modelo de tratamiento individualizado. "No se puede pretender que los niveles de glucemia, hemoglobina glicosilada o peso corporal de un paciente mejoren si tiene visita médica únicamente cada 6 meses”, ha puntualizado una de las asistentes.
Hipoglucemia como factor de riesgo cardiovascular
El profesor Antonio Ceriello, del Instituto de Investigaciones Médicas August Pi i Sunyer de Barcelona (IDIBAPS), se ha centrado, por su parte, en la hipoglucemia como factor independiente de riesgo cardiovascular, una tendencia de investigación que relaciona las disminuciones de la glucemia con una mayor probabilidad de sufrir ateroesclerosis. “En mi época de estudiante me enseñaron los efectos negativos de la hiperglucemia, pero ahora sé que los niveles bajos de glucosa también son peligrosos”, apunta Ceriello.
En este sentido, el Dr. Francisco Javier Ampudia-Blasco, endocrinólogo y médico adjunto del Hospital Clínico Universitario de Valencia, ha señalado que “en un corazón vulnerable, como puede ser el de un paciente con DM2, una hipoglucemia puede ser realmente peligrosa. Si a esto le añadimos que algunas hipoglucemias son silentes, es decir, el paciente no reconoce los síntomas, nos encontramos ante una situación de enorme riesgo”.
El Prof. Ceriello también ha relacionado la hipoglucemia con el “síndrome de muerte en la cama” que suele darse en adultos jóvenes con diabetes tipo 1, y ha advertido de que es importante prestar atención a la manera como el paciente se recupera de las disminuciones de glucosa. “Si se pasa de una hipoglucemia a una hiperglucemia, el daño cardiovascular que se produce es más grave que si va seguida de una normoglucemia”.
Estudio ORIGIN
Siguiendo con la enfermedad cardiovascular, otro de los principales puntos de interés del seminario ha sido el efecto de la terapia con incretinas sobre la función del corazón y de los vasos sanguíneos. A este respecto, el Dr. Ampudia-Blasco ha recalcado que “existen cada vez más datos que apoyan que este tipo de terapias pueden tener un rol importante en la disminución de la función endotelial. Se ha visto, además, cómo mejoran la contractilidad y la perfusión de los vasos sanguíneos a nivel cardíaco”.
Por último, el Dr. Juan José Gorgojo, de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid), ha repasado los principales temas de actualidad presentados en el Congreso de la Asociación Americana de Diabetes (ADA). Entre ellos, el estudio ORIGIN que, en palabras del Dr. Ampudia-Blasco, “ha sido positivo porque ha demostrado que la insulina glargina no aumenta la incidencia de cánceres aunque, por otro lado, los resultados muestran que el uso temprano de esta insulina no es mejor que el tratamiento estándar en la prevención de los eventos cardiovasculares”.