Un nuevo concepto se abre paso en el ámbito de la diabetes. Es el de la individualización precoz del tratamiento, esto es, la prescripción del fármaco más adecuado al perfil de cada paciente lo antes posible. El objetivo es prevenir, significativamente y desde el inicio, la aparición de algunos de los problemas más habituales asociados a la diabetes, como la hipertensión, las hipoglucemias o el sobrepeso, y, con ellos, el riesgo de comorbilidades como las enfermedades cardiovasculares o las complicaciones microvasculares.
Así ha quedado de manifiesto en diversas ponencias celebradas, con la colaboración de Novo Nordisk, en el reciente XXXV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que ha tenido lugar en Murcia y en el que -explica el vicepresidente de la SEMI, el Dr. Antonio Zapatero- “se ha prestado gran atención a la diabetes porque los profesionales de Medicina Interna atendemos, en consulta, a muchos pacientes con esta enfermedad debido a su elevado riesgo cardiovascular y, en el hospital, a un gran número de ingresados por complicaciones agudas de la misma”.
La tendencia a la individualización precoz crece en paralelo al desarrollo de los nuevos tratamientos antidiabéticos -los análogos de GLP-1 y la combinación de estos con insulinas basales-, que aportan beneficios adicionales como la reducción del riesgo de hipoglucemias, la flexibilidad en la administración o la pérdida de peso. Tales beneficios permiten, precisamente, simultanear desde fases muy precoces el adecuado control glucémico del paciente con la minimización de la aparición de complicaciones.
Los análogos del GLP-1 son fármacos que actúan a través del receptor de la incretina del mismo nombre, una hormona responsable, entre otras cosas, de estimular la secreción de insulina. Contribuyen, además, a la disminución del peso del paciente y de su presión arterial, y todo ello con un bajo riesgo de hipoglucemias. Por ello, en su ponencia GLP-1 tras metformina: experiencia consolidada después de años de tratamiento de la Diabetes Mellitus, el Dr. Juan José Gorgojo, médico adjunto del servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, ha abogado por “tenerlos presentes en un segundo escalón terapéutico para su prescripción inmediata cuando se observe un inadecuado control glucémico en el paciente tratado con metformina, la terapia habitual de primera línea”.
“En el caso específico de los médicos internistas -ha explicado el Dr. Gorgojo-, tienen en los análogos de GLP-1 un aliado para controlar al mismo tiempo la glucemia, el peso y el riesgo cardiovascular de sus pacientes con diabetes. Es verdad que la estancia en el hospital no es el mejor momento para prescribir estos fármacos por primera vez, dado que los pacientes están allí por enfermedades que, en muchos casos, alteran su tolerancia oral, por lo que se incrementaría la posibilidad de náuseas, pero es planteable hacerlo al darles el alta, en función de sus características, obesidad, hipertensión o riesgo de hipoglucemia, o si su control glucémico no es el adecuado, informando de ello al médico de Atención Primaria o al especialista que los trate habitualmente”.
El Dr. Juan Francisco Merino, Jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia, ha coincidido en que “cada vez hay una mayor convicción entre los especialistas de que, cuanto antes empecemos a tratar al paciente con diabetes con el fármaco que mejor se ajuste a sus características específicas, mejores resultados obtendremos en el largo plazo. De ahí la conveniencia de dar rápidamente el salto al segundo escalón terapéutico en cuanto se detecte que no se están consiguiendo los objetivos perseguidos. Por ejemplo, un paciente tratado con metformina que presente obesidad debe pasar a GLP-1. Si es más delgado, a una insulina basal. Si coinciden circunstancias variadas, a la combinación de ambos”.
En su ponencia Insulinas e incretinas, ¿una combinación para el futuro?, el Dr. Merino ha expuesto, precisamente, la situación actual de las investigaciones en torno a la combinación de los análogos de GLP-1 con insulinas basales, combinación con la que se persigue aportar a los pacientes las ventajas de ambos tipos de fármacos: control glucémico junto a menor riesgo de hipoglucemias, pérdida de peso y preservación de la función beta, es decir, de la capacidad del páncreas para secretar insulina.
Según este especialista, “la combinación más avanzada a día de hoy, con ensayos en fase 3B, es IDegLira, que mezcla liraglutida, un análogo de GLP-1, con la insulina degludec. Los ensayos están concluyendo ese doble efecto de control glucémico más beneficios añadidos como la pérdida de peso o el menor número de hipoglucemias. Además, su presentación permite administrar en un único pinchazo los dos productos. Y la vida media de ambos hace que tal administración sea muy flexible, pudiendo efectuarse en cualquier momento del día, si bien se recomienda por las mañanas”.