Durante cuatro días, los pequeños pacientes participaron de un campamento en donde médicos, especialistas en diabetes, enseñaron cómo deben controlarse y usar la insulina para ayudar a sus padres con el tratamiento.
Con entretenidos juegos y simulando situaciones cotidianas para poner a prueba la autonomía frente al cuidado de la propia salud, más de 40 pacientes pediátricos con diabetes participaron la semana pasada de un entretenido campamento organizado por la Fundación Paraguaya de Diabetes (Fupadi).
En medio del jolgorio y la exuberante naturaleza de la ciudad de Caacupé, los niños y niñas de 10 a 16 años pasaron cuatro días jugando y aprendiendo sobre las técnicas que tendrán que utilizar en su vida diaria para sobrellevar la diabetes, enfermedad en la que los niveles de azúcar en la sangre están por encima de lo normal.
Este es un campamento recreativo y educativo que tiene como objetivo –aparte de hacer que los chicos socialicen y compartan experiencias con otros que se encuentran en la misma situación– enseñarles a los niños cómo ajustar la dosis de insulina diaria, cómo aplicarse a sí mismos esta hormona, cuántos carbohidratos tienen que consumir y qué tipos de alimentos deben evitar, según explicó la Dra. María Alejandra Rolón, dietóloga y endocrinóloga pediátrica.
"El campamento básicamente es una manera de estar con ellos muy de cerca desde el lado del consultorio. Interactuamos directamente con ellos para poder ver cómo ellos están haciendo las cosas y principalmente buscamos la autonomía, porque los padres están muy pendientes de ellos", explicó la doctora.
Erica Vargas, abuela de Alan Emanuel Martínez (13), destacó que su nieto, después de participar del campamento, ya por sí solo se aplica la insulina, mide los carbohidratos que va a consumir y que esto supuso un alivio para la familia, ya que todos estaban muy pendientes de él, incluso su hermano gemelo, Alan Ezequiel, quien se pregunta por qué él no tiene diabetes, al sentir un poco de celos por las atenciones que recibe su hermano.
A Alan Emanuel le diagnosticaron diabetes tipo 1 hace dos meses, recuerda la abuela. En una semana el niño había bajado 5 kilos repentinamente. "Le llevamos al control y nos dijeron que esto era solo por la edad, que está creciendo, pero había sido que ya tenía diabetes", comentó Erica.
Alan relata que debe llevar a la escuela su propia comida, que no solo él se cuida con los alimentos, que todos en su casa lo apoyan y que su hermano gemelo siempre está pendiente de él, controlándole la glucosa tres veces al día. "En el campamento aprendí mucho. Ahora yo nomás ya me cuido, mi abuela no tiene por qué preocuparse tanto", resalta el paciente.
La Dra. Rolón destaca que este espacio recreativo y educativo les levanta a los niños y niñas el autoestima, porque socializan con otros pacientes que también deben cuidarse mucho. "Acá se dan cuenta de que ellos no están solos", aseguró.