Más de la mitad de los hombre de 50 o más años de edad que tienen diabetes, experimentan cierto grado de disfunción eréctil. Lamentablemente, muy pocos de ellos consultan al médico por este problema. Pero si lo hacen, existen muchas probabilidades de que el tratamiento sea eficaz
La disfunción eréctil, también (mal) llamada impotencia, se refiere a la incapacidad de alcanzar o de mantener una erección en el pene suficiente para una relación sexual con penetración o coito. La disfunción eréctil puede ser el resultado de factores físicos o psicológicos. En los hombres con diabetes las causas más comunes son los problemas físicos derivados del mal control del nivel de azúcar en la sangre, las complicaciones a largo plazo de la enfermedad y, con frecuencia, de los efectos secundarios no deseables de algunas medicaciones.
Los niveles demasiado elevados de azúcar en la sangre, o glucemia, son capaces de lesionar los nervios y los vasos sanguíneos responsables de las erecciones. Cuando se lesionan los nervios, dejan de ser capaces de comunicarse con los pequeños vasos sanguíneos del pene, para permitirles que se dilaten y se acomoden al flujo de sangre necesario para una erección. Cuando los grandes vasos sanguíneos se estrechan o se bloquean, no llega suficiente sangre al pene para producir una erección.
Los principales factores psicológicos que pueden producir una disfunción eréctil son la ansiedad, el estrés y la depresión. Pueden interferir con la producción normal de hormonas del organismo y la forma en que el cerebro responde a ellas, impidiendo la erección. A algunos hombres, la simple audición de “problemas con la erección asociados con la diabetes”, les produce tal temor a la enfermedad, que es precisamente la causa de que finalmente aparezca.
Algunas medicaciones también pueden causar disfunción eréctil, entre ellas los medicamentos para el tratamiento de la hipertensión arterial, la ansiedad y la depresión. Si un hombre con diabetes está experimentando una disfunción eréctil, lo primero que hay que revisar es la medicación que está tomando.
Existen varias terapias actualmente disponibles para el tratamiento de la disfunción eréctil. Puede que no sean capaces de revertir o curar definitivamente el problema, pero pueden hacer posible mantener unas relaciones sexuales satisfactorias, tanto para el paciente como para la pareja.
Medicaciones
Con frecuencia, el primer paso para un tratamiento eficaz de la disfunción eréctil es el empleo de medicación:
Sildenafilo. En muchos hombres con disfunción eréctil como resultado de su diabetes, el sildenafilo (Viagraâ) puede mejorar la función sexual, si bien no es eficaz en todo el mundo. A diferencia de otros tratamientos para la disfunción eréctil, el sildenafilo produce una erección natural en lugar de una artificial. Este fármaco ayuda a responder a la estimulación sexual o psicológica por medio de la relajación del tejido muscular liso del pene, lo que a su vez aumenta el flujo de sangre en el pene y hace más fácil alcanzar y mantener una erección. Para ello basta con tomar el comprimido azul con forma de diamante, alrededor de una hora antes de la relación sexual. El fármaco es eficaz durante unas 4 horas y no debe ser empleado más de una vez al día.
El sildenafilo, sin embargo, no es seguro para todos los hombres. No se debe tomar este fármaco si se están tomando nitratos, por ejemplo nitroglicerina. Tomados en conjunto, la mezcla puede hacer bajar mucho la tensión arterial y producir complicaciones cardíacas fatales. El sildenafilo puede producir además otros efectos secundarios, como sofocos faciales, que en general no duran más de 5-10 minutos. También se puede experimentar un dolor de cabeza leve y pasajero o cierto malestar gástrico. Dosis altas pueden producir problemas visuales a corto plazo, como una coloración azulada de los objetos, visión borrosa y aumento de la sensibilidad a la luz. Estos efectos desaparecen pocas horas después de haber tomado el fármaco.
Alprostadilo. El alprostadilo (Caverjectâ, MUSEâ) es una versión sintética de la hormona prostaglandina E-1. Igual que el sildenafilo, esta medicación ayuda a relajar el tejido muscular liso del pene, facilitando el flujo de sangre y produciendo una erección. En ocasiones, el alprostadilo se combina con otros medicamentos vasodilatadores para aumentar su efecto. El alprostadilo no es una píldora, sino que debe administrarse intrauretralmente o mediante inyección.
Auto-administración intrauretral. Para la auto-administración intrauretral, el propio paciente se coloca una goma elástica alrededor de la base del pene y se introduce por el orificio de la punta del pene un aplicador desechable para insertar un pequeño supositorio, de un tamaño como medio grano de arroz, en el interior de la uretra. El supositorio es absorbido por el tejido eréctil del pene, aumentando el flujo sanguíneo y produciendo una erección. Entre sus efectos secundarios no deseables se encuentran la producción de dolor, mareos y la formación de tejido fibroso y duro.
Auto-inyección. Para la auto-inyección se emplea una fina aguja para inyectar el alprostadilo en base o el lateral del pene, lo que aumentan el flujo sanguíneo en las estructuras tipo esponja del pene y se produce una erección. El fármaco tarda en actuar de 5 a 20 minutos y la erección que produce se mantiene alrededor de una hora. Gracias a que la aguja es tan fina, como las que se emplean para inyectarse la insulina, el dolor producido por la inyección normalmente es mínimo. Entre sus efectos secundarios se encuentran la hemorragia en el lugar de la inyección y en raras ocasiones, una erección prolongada y dolorosa, denominada priapismo. Para minimizar el riesgo de una erección prolongada, es importante probar la medicación para determinar la dosis apropiada. Si la erección dura más de 4 horas, la sangre atrapada dentro del pene se vuelve más espesa a causa de la pérdida de oxígeno. Este puede lesionar el tejido del pene. Otro raro efecto secundario es la formación de un nódulo fibroso en el lugar de la inyección. Este método también puede causar hematomas si por accidente se pincha con la aguja un pequeño vaso sanguíneo.
La investigación en nuevos tratamientos farmacológicos de la disfunción eréctil ha obtenido buenos resultados y en breve estarán disponibles, si no lo están ya, recientes alternativas terapéuticas.
Instrumentos de vacío
Algunos hombres emplean los instrumentos creadores de vacío cuando la medicación no es eficaz o sus efectos secundarios son demasiado molestos. Estos instrumentos emplean la presión absorbente del vacío para hacer llegar sangre al pene. Primero se coloca el pene en el interior de un tubo de plástico y mediante una bomba manual, se expulsa el aire afuera del tubo de plástico. Al hacer esto, se hace entrar sangre en el tejido eréctil del pene produciéndose una fuerte erección. A continuación se desplaza una anilla de goma que se encuentra en la base del tubo de plástico y se coloca alrededor de la base del pene. Este anillo atrapa la sangre en el interior del pene, permitiendo que se mantenga la erección una vez extraído el pene del tubo. Hay que retirar este anillo antes de los 30 minutos para restaurar el flujo normal de sangre del pene; si no se hace así, se puede lesionar el tejido del pene. Una bomba de vacío es eficaz en más del 90% de los hombres que la utilizan y no requiere medicación ni cirugía.
Implantes de pene
Si ya se han probado los medicamentos y los instrumentos de vacío y no han sido eficaces o son incómodos, se puede considerar la opción de un implante quirúrgico. Existen tres tipos de implantes:
· Semirrígidos, con dos varillas flexibles. El implante con varillas flexibles es el más fácil de usar y el que tiene menos probabilidades de funcional mal. En el interior del pene se insertan dos varillas duras pero flexibles hechas de metal y recubiertas de silicona o poliuretano. Proporcionan una erección permanente. Se ajusta manualmente el pene hacia abajo y hacia la pierna para ocultar la erección y hacia arriba para mantener una relación sexual. Si bien se ve poco natural y se tarda un poco en manipularlo correctamente, este implante requiere menos tiempo quirúrgico que otros implantes, no tiene partes mecánicas que puedan averiarse y tiene una elevada tasa de éxito.
· Hinchables. Estos implantes proporcionan un aspecto más natural que los cilindros semirrígidos. En lugar de producir una erección permanente, el propio paciente se produce una erección cuando quiere tenerla.
o Una versión está compuesta de dos cilindros huecos que se colocan en el interior del pene. Estos cilindros están conectados a una pequeña bomba que se coloca en el escroto, y a un depósito que se coloca en el escroto o en la zona baja del abdomen. Cuando se aprieta la bomba, el líquido del depósito llena los cilindros y se produce la erección. Este implante se oculta fácilmente y es muy eficaz, pero tiene más probabilidades que otros implantes de sufrir averías mecánicas.
o Otra versión no incorpora una bomba. En su lugar, un instrumento que se coloca cerca de la cabeza del pene controla el flujo de líquido al interior de los cilindros. Para obtener una erección, basta con apretar la cabeza del pene. Esto libera líquido al interior de los cilindros. Para devolver el líquido a su lugar y devolver la flacidez al pene, se flexiona el implante y se presiona una válvula de liberación.
· Bloques superpuestos. Este tipo de implante es similar al implante semirrígido, excepto en que está formado por una serie de pequeños bloques conectados por un fino cable de acero. Es sencillo de usar, fácil de ocultar y produce una erección sólo cuando uno quiere.
Autor: Dr. Salvador Giménez - 13 de Marzo 2003