Un antiguo chascarrillo del mundo periodístico decía que África solo aparece en los informativos cuando viaja hasta allí un blanco. Décadas después, la frase sigue siendo más o menos cierta. La epidemia de ébola que lleva meses azotando la parte occidental de África se hizo notablemente visible en España cuando nuestro país rescató a Miguel Pajares, sacerdote de la orden de San Juan de Dios. Después de su muerte, España se ha llevado otro susto, con la posible infección de un nigeriano en Alicante.
Mientras estamos pendientes de si el virus ha entrado o no en España, Liberia y otros países colindantes sigue enterrando a sus muertos. Según la Organización Mundial de la Salud, en los últimos cuatro meses el ébola ha infectado a más de 2.000 personas de las cuales más de 1.000 han muerto ya. El ébola, que se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados, causa hemorragias graves y puede tener una tasa de mortalidad del 90 por ciento. Esta es la primera vez que se identifica y se confirma una epidemia de ébola en África Occidental, pues hasta ahora siempre se habían producido en África Central. Solo un fármaco, llamado ZMapp, está consiguiendo contrarrestar algo el avance del virus. Dos estadounidenses contagiados en Liberia fueron los primeros en tomar el medicamento y han mejorado desde entonces. Sin embargo, ZMapp no parece ser el remedio perfecto. Su fabricante no se hace responsable de los efectos secundarios que pueda producir este medicamente ya que aún no ha sido probado con humanos, por lo que quien lo toma lo hace por su cuenta y riesgo.
El ébola emerge así como un virus muy dañino. La comparación con otras enfermedades no deja lugar a dudas, porque las previsiones de la Organización Mundial de la Salud no son nada buenas. La última pandemia que dio la vuelta al mundo fue la gripe A (H1N1). Desde abril de 2009 hasta agosto de 2010, este tipo de gripe dejó 19.000 víctimas por lo que la OMS consideró que fue una pandemia con una "mortalidad baja", si se atiende a su rápida difusión. El virus del ébola, por ahora, está muy centrado en países como Liberia, Guinea, Sierra Leona y Nigeria.
África se muere, pero no solo por el ébola
Pero además del ébola, África tiene otros problemas, otras razones para morir. Según un informe de de la OMS sobre la mortalidad en le mundo desde 2000 hasta 2012, en los países de ingresos altos, 7 de cada 10 fallecidos son personas que han superado los 70 años. En países como España, se fallece principalmente por enfermedades cardiovasculares, cáncer, demencia, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o diabetes. Esta cifra varía mucho si se compara con la que ofrecen los territorios con ingresos bajos, ya que tan solo 2 de cada 10 muertes se producen en personas de más de 70 años. La esperanza de vida es más baja en estos países, pero la mortalidad infantil es otro problema al que se tienen que enfrentar. 4 de cada 10 muertes ocurren en niños menores de 15 años, mientras que en los países con ingresos altos 1 de cada 100 muertes corresponde a menores de 15 años.
La OMS, los gobiernos y la ciudadanía de muchos países se asoman estos días a lo que está pasando en una parte de África, a ver si todo se queda en menos de lo que se espera. Pero las razones que hay detrás de la epidemia acechan también en otros lugares y no solo pueden dar lugar a epidemias, también a estallidos sociales incontrolables. Varios expertos señalan a la extrema pobreza y a la deforestación como los causantes de la epidemia del virus del ébola. El consumo de carne de mono puede estar detrás de las causas de la enfermedad, y para el hambre no hay fármaco que valga. Habrá que seguir atendiendo a los supervivientes y brindarles ayuda cuando pase la epidemia.