Un diminuto microchip evitará que los diabéticos tengan que pincharse para controlar la glucosa
El laboratorio estadounidense Biorasis ha patentado un diminuto microchip capaz de realizar lecturas continuas de la concentración de glucosa en sangre, y enviar la información por radio a un dispositivo externo. El sistema, que entrará en la fase clínica en algo más de un año, recibe el nombre de Glucowizzard.
El chip encierra en su interior un completo laboratorio químico, y tiene un grosor de medio milímetro y una longitud de apenas medio centímetro, lo que facilita su implantación bajo la piel del paciente mediante una sencilla aguja hipodérmica. Los investigadores de la empresa recomiendan que se implante bajo la piel de la muñeca. Una vez colocado en su sitio, iniciará su tarea de monitorización de los niveles de glucosa durante un año, tras el que debe ser reemplazado. El paciente debe llevar un brazalete parecido a un reloj, encargado de recibir las señales de radio enviadas por el chip y que almacena las lecturas en sangre y las muestra en una pequeña pantalla LCD (de cristal líquido).
El dispositivo de muñeca alimenta las células solares instaladas en el chip, disparando pulsos de luz a través de la piel. Puede enviar además la información de forma inalámbrica a diversos dispositivos como teléfonos móviles, agendas electrónicas, e incluso ordenadores portátiles, para que el paciente tenga sus estadísticas vitales al día, segundo a segundo.
El chip sensor emplea una enzima que libera electrones, cuya cantidad depende del nivel de glucosa en sangre. Si las lecturas son demasiado elevadas, el dispositivo de muñeca emite una alerta para que el paciente tome medidas, e incluso puede ponerse en contacto con un servicio de emergencia. Los investigadores de Biorasis esperan además integrar la plataforma formada por el sensor más el receptor de muñeca en diversos tipos de dispensadores de insulina, que en el momento preciso recibirían una señal inalámbrica.
Por el momento, la plataforma Glucowizzard se está empleando con éxito en animales de laboratorio, y ha demostrado que es posible tener vigilada la diabetes con lecturas continuadas.No es éste el primer intento de la industria farmacéutica por lograr un sistema implantable que mida los niveles de glucosa, pero las experiencias anteriores fracasaron, porque era preciso atravesar la piel con electrodos, y en muchos casos además el organismo rechazaba el implante. Ambos problemas se han resuelto con este microchip que envía la información mediante ondas de radio, y que está recubierto de una capa que evita el rechazo.
Lentes capaces de medir la concentración de la glucosa
Otra investigación, menos avanzada pero igualmente prometedora, es la que dirige el profesor Jin Zhang, un ingeniero bioquímico de la Universidad de Western Ontario, en Canadá. Este investigador ha desarrollado unas lentes de contacto capaces de medir los cambios en la concentración de glucosa del diabético, y reflejarlos mediante un simple cambio de color. El método de medición, incruento, se lleva a cabo a partir de la glucosa contenida en las lágrimas. El invento del profesor Zhang, se basa en nanopartículas que van embebidas en el hidrogel de las lentillas. Los enfermos de diabetes que las lleven puestas, no tendrán más que mirarse periódicamente en un pequeño espejo de mano.
Según el color de las lentes de contacto, sabrán si todo está en orden, o si se van acercando una situación de riesgo, y en qué grado. Esta investigación ha despertado el interés de la Fundación para la Innovación de Canadá, que ha decidido conceder al proyecto una subvención de 210.000 dólares. Esta tecnología de nanopartículas admite diversas aplicaciones en la industria de la alimentación. Una hoja de plástico que contenga nanopartículas sensibles a ciertos gases o a la humedad podrían emplearse en los embalajes alimentarios, porque con un simple cambio de color sería un fiable indicador del estado de conservación de los alimentos.
La diabetes es una de las enfermedades más comunes del siglo XXI. Más de 200 millones de personas en todo el mundo la padecen, y cuando se descontrola puede tener consecuencias fatales para el organismo. De ahí la importancia de conocer los niveles de azúcar en sangre en todo momento. Para ello, los diabéticos se ven obligados a practicar una punción, generalmente en un dedo, para extraer una gota de sangre que luego colocan en una tira reactiva o en un sistema de análisis personal. En la mayoría de los casos el diabético debe realizar esta prueba varias veces al día para conocer la evolución de la concentración de glucosa en sangre.