Los expertos reclaman mejoras en la regulación de aparatos habituales de los pacientes y presentan medicamentos que regulan los niveles de glucosa en sangre. Además, nuevos estudios desmienten que la insulina tenga relación con la aparición de tumores
La Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) ha mostrado su preocupación por los recientes «escándalos», en sus propias palabras, en los que se han visto envueltos algunos de los dispositivos usados por pacientes diabéticos, según ha presentado su presidente, Andrew Boulton.
Estos incidentes han puesto a las directivas de la Unión Europea que regulan este tipo de aparatos en el centro de atención, según la EASD, también otras asociaciones médicas europeas que han hecho repetidamente llamamientos para que la regulación en la comercialización de este tipo de dispositivos se mejore. De hecho, la Comisión Europea se pronunció al respecto el pasado 26 de septiembre, sin embargo para la organización diabética europea no ha recogido de manera suficiente la preocupación existente entre los expertos. Para la EASD, los aparatos médicos están cobrando un papel cada más importante. Tanto los monitores de glucosa en sangre como las bombas de insulina se han convertido en productos clave. Lo mismo los sensores subcutáneos.
Insulina y cáncer
La insulina fue precisamente un punto fuerte, porque se ha puesto punto y final a un debate suscitado este año: la relación entre la insulina y el cáncer.
Y de ello se ha encargado el profesor Lucien Abenhaim, de Francia, que presentó los resultados del estudio «Isica». En el trabajo, fueron analizadas mujeres con diabetes y cáncer de mama. La insulina glargina no tuvo impactos adversos en la historia del tumor pre existente. Hertzel Gerstein, de Canadá, presentó otro estudio publicado en el «New England Journal of Medicine» en el que tampoco hay evidencia de un posible aumento del riesgo de desarrollar cáncer entre pacientes tratados con glargina.
En lo que se refiere a la terapia farmacológica, la compañía farmacéutica MSD presentó datos del ensayo clínico de Fase IIb del MK-3102, un fármaco de administración semanal. De 685 pacientes que fueron estudiados, 571 recibieron MK-3102 y 114 tomaron placebo durante 12 semanas. El MK-3102 redujo significativamente el nivel de glucosa en sangre.
En el congreso también hubo espacio para dolencias poco frecuentes, como es el denominado «síndrome de la muerte en la cama». Un riesgo de muerte repentina que sufren diabéticos tipo 1 jóvenes. Según explicó Simon Heller, de la Universidad de Sheffield, de Reino Unido «hay fiacentes que implican a la hipoglucemia nocturna», dice Heller.
No obstante, la cuestión que más preocupa a los expertos está vinculada al corazón. Porque, según destacaron, se ha demostrado que el intervalo llamado QT (la parte del ciclo eléctrico del corazón) puede alterarse y prolongarse durante un episodio de hipoglucemia. «La mayoría de muertes repentinas en pacientes jóvenes diabéticos aún no tiene exlpicación, pero creemos que se debieron precisamente a esas arritmias», explicó Heller. Esta línea de investigación abre un camino para prevenir episodios fatales de aquellos individuos que usan defibriladores implantables.