Hoy estoy triste.
Ha muerto mi actor favorito, el que estaba muy por encima de todos los demás en mis preferencias.
No fueron sus ojos azules o su mirada cínica los que me cautivaron, sino su talla como actor y como hombre.
Lo mismo interpretaba a un Cow-boy que a un perdedor; a un galán o a un estafador; a un hombre atormentado o a un comediante divertido.
No era un actor, era EL ACTOR.
Y además, hombre inteligente, culto, comprometido, demócrata, apasionado de los coches y alejado de la farándula hollywoodiense.
Ha muerto un gran señor, y para él mi homenaje.