Hace muchos leí la novela de CF “Homo Plus”, de Frederik Pohl. Va de un hombre al que le cambian cada parte de su cuerpo por dispositivos biónicos para transformarle en un ciborg capaz de ir al hostil planeta marte.
Es decir, que le cambian sus brazos y piernas por otros más fuertes, los ojos, por otros con capacidades telescópicas y con infrarrojos, su piel por otra con todo tipo de capacidades sensoriales ... jeje, incluso le quitan algunos miembros congaltes, digamos inútiles para la conquista de Marte, con la firme promesa de reimplantárselos a la vuelta.
El caso es que en la primera prueba que hicieron, a un afortunado anterior, le pasó que al despertarle de la operación de los implantes directamente le dio un infarto cerebral.
Le había ocurrido que su cerebro no había aguantado tal cantidad de información. Así que con nuestro héroe habían decidido que, además de los implantes biónicos, le iban a instalar un chip con SW para filtrar toda la información antes de llegar al cerebro.
No recuerdo muchos detalles de la novela, ni siquiera de cómo termina la historia, pero me ha venido la cabeza al verme con tanto cacharro, con alarmas tipo “revise GS”, “medir GS”, “Pila baja”, GS Alta”, GS baja”, “reservorio baja”, con cambios de cateter, de sensor, de reservorio, con pitidos diversos, con cables colgando, con pinchazos, con gotitas, con glucómetro, con pinchador, con galletas, con zumos ... y solo para sustituir uno de los miembros más inútiles de nuestro cuerpo, y además para darle, malamente, la mínima funcionalidad que tiene.
Vamos, que más que homo plus, me siento “Homo Menus”.