El perfil lipídico general de los pacientes con diabetes tipo 2 es mejor con un tratamiento con metformina que con glipizida, según indica un estudio de China.
"El entendimiento de los hallazgos actuales debería combinarse con los de nuestro estudio previo SPREAD-DIMCAD que habían revelado un efecto beneficioso de la metformina en los trastornos cardiovasculares mayores en pacientes de alto riesgo con respecto de la glipizida", dijo por e-mail el doctor Yifei Zhang, de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao-Tong, en Shanghái.
En un esfuerzo para entender por qué la metformina entrega mejores resultados que la glipizida, el doctor Zhang y sus colegas evaluaron distintos metabolitos de los lípidos en muestras de sangre de 44 pacientes (23 tratados con metformina y 21 con glipizida) que participaron del estudio SPREAD-DIMCAD.
Entre las 118 especies moleculares lipídicas identificadas, dos variaban significativamente entre los grupos después de un año de tratamiento, mientras que 11 variaron después de dos años, y 12 después de tres años de tratamiento.
En general, los triacilgliceroles con un número relativamente alto de átomos de carbono mostraron una tendencia claramente elevada en el grupo de metformina, mientras que los cambios en los triacilgliceroles con diferentes enlaces dobles fueron mínimos.
Con una estrategia de modelado conocida como análisis SMART, el equipo detectó que la metformina modificaba significativamente el metabolismo de los lípidos en sangre en los pacientes con diabetes tipo 2 con enfermedad coronaria, mientras que la glipizida sólo influía mínimamente en el metabolismo de los lípidos.
Tras analizar todas las especies de lípidos con variaciones significativas en los 44 pacientes, tres metabolitos (fosfatidilcolina (O-34:1), esfingomielina (d18:0-24:1) y esfingomielina (d18:1-20:1) estuvieron asociados con trastornos cardiovasculares combinados en el largo plazo, según un reporte publicado por Diabetes Care online el 10 de julio.
"Con los factores de riesgo tradicionales, no pudimos explicar sus diferencias en los resultados cardiovasculares", indicó Zhang.
"Por lo tanto, los resultados de los análisis lipidómicos aportan nueva evidencia de los mecanismos de avance de la enfermedad y de los efectos de las distintas terapias con fármacos en los resultados cardiovasculares. En este sentido, nosotros optaríamos por utilizar metformina en los pacientes con diabetes tipo 2 de riesgo especialmente alto", agregó.
No todos los pacientes necesitan un perfil lipidómico detallado.
"Aun así, hay dos motivos por los que preferimos un análisis en nuestros pacientes con diabetes tipo 2: para conocer profundamente y revelar el mecanismo de acción del fármaco antidiabético en los resultados cardiovasculares; (y) para comprender de manera integral las características metabólicas de los pacientes con alto riesgo cardiovascular, como aquellos con diabetes, síndrome metabólico y dislipemia", explicó el doctor Zhang.
Según el facultativo, ese tipo de estudio podría ser una plataforma útil para investigadores clínicos para revelar la eficacia y seguridad de terapias con fármacos, para encontrar nuevos objetivos terapéuticos y para descubrir los mecanismos subyacentes del avance de las enfermedades, así como también para ayudar a los internistas a realizar una mejor práctica de salud hacia sus pacientes.
El doctor Oscar Giese Laverdy Neto, del hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo, en Brasil, estudió el metabolismo de los lípidos en la diabetes tipo 2.
"La enfermedad cardiovascular explica más del 60 por ciento de las muertes en las personas con diabetes tipo 2. El estudio aporta resultados interesantes que demuestran otro efecto positivo de la metformina, que corrobora a este fármaco como la primera elección para el tratamiento de la diabetes tipo 2".
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