En América Latina la obesidad ha migrado de las clases medias a las clases pobres y se ve cada vez con mayor frecuencia en niños.
Por: Ricardo Pérez Cuevas.
Estudios a nivel mundial determinan que entre 1975 y 2010 la proporción de niños de 2 a 5 años con obesidad se incrementó de 5 a 15%. Los niños que crecen con sobrepeso tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes y son los factores sociales y biológicos que ocurren desde la gestación y durante los primeros cinco años de edad lo que influyen en esto.
Entre los múltiples factores sociales que contribuyen a este incremento se encuentran las dietas con alimentos de alta densidad calórica, escaso ejercicio físico y la falta de educación en salud de los padres o cuidadores. En México se agrega un factor adicional, la falta de agua potable. La falta de acceso a agua ocasiona que en el país se beba más gaseosa que en cualquier otro sitio: 180 litros por persona al año, muy por encima del segundo lugar, Estados Unidos (118 litros).
Las personas de escasos recursos son más vulnerables a la diabetes y a sus complicaciones y esto se da principalmente porque tienen menores ingresos. Los alimentos saludables son más costosos, el precio de acceder a controles de salud es mayor y realizar cambios en los estilo de vida, como ir al gimnasio, son más difíciles. El menor nivel escolar también influye en la comprensión cabal del problema y la educación en salud es más distante.
Dentro de los factores biológicos, influye mucho la alimentación de la madre para el desarrollo de diabetes en el niño. Una dieta deficiente de la embarazada afecta la nutrición del feto, el cual desarrolla una respuesta adaptativa que privilegia la oxigenación y nutrientes hacia el cerebro y reduce este aporte al desarrollo de sus otros órganos. Cuando el cuerpo se adapta a funcionar con un insumo de nutrientes insuficientes y se lo expone a riesgos adicionales, como por ejemplo sobrepeso, el niño corre el riesgo de contraer diabetes.
Cuando una persona o familia falta a las consultas médicas, en muchos casos indica que la familia carece de los recursos para trasladarse o cubrir los gastos asociados a la consulta. Esto, en enfermedades crónicas como la diabetes, provoca que las complicaciones aparezcan más rápidamente y deriva en un círculo negativo para el paciente y la familia dado que los tratamientos más complejos son a su vez más costosos.
Es necesario brindar mayor difusión a los latinoamericanos sobre este gran cambio epidemiológico para poder prevenir la diabetes en niños. Por otra parte también es necesario alertar al personal de salud para que puedan detectar a tiempo los casos, ya que, los indicadores de riesgo para la diabetes: sobrepeso y obesidad, grupo étnico e historia familiar con diabetes, no necesariamente conllevan a que el personal de salud inicie actividades de detección.
Por ejemplo, hasta hace poco tiempo, se consideraba que los niños desarrollaban principalmente diabetes tipo 1, mientras que la diabetes tipo 2 se diagnosticaba en personas de más de 40 años. En la actualidad, los casos de diabetes tipo 2 son cada vez más frecuentes en niños y adolescentes. En México se ha reportado que entre 1990 y 2005, el número de pacientes de 15 a 19 años de edad, con diabetes tipo 2 se quintuplicó al pasar de 411 a 1905 casos por año. Sin embargo, la detección de la diabetes tipo 2 en niños y principalmente en adolescentes no forma parte de los programas de salud pública.
Por todo esto, es razonable concluir que el tema de la diabetes y sus consecuencias, especialmente en personas de bajos recursos, es un tema que los gobiernos de América Latina deben priorizar.