Al regular la glucosa se evitarían problemas como trasplantes renales o el pie diabético.
Un equipo de investigadores del grupo de Bioquímica Clínica de la facultad de Farmacia de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) trabaja en la identificación de las proteínas que el sistema inmune destruye -y que eliminan las células que producen insulina- para desarrollar una vacuna que permita a los médicos controlar la diabetes tipo 1.
En esta variedad de la enfermedad los pacientes carecen de insulina y en la actualidad todavía se desconoce por qué ocurre esto. "El sistema inmune se confunde y reconoce como extrañas células necesarias para el organismo, y al pensar que no son correctas, las destruye y hace que no se regule la diabetes", explica Rubén Varela Calviño, coordinador del proyecto.
"Nuestro trabajo consiste en estudiar qué trozos de esas proteínas -llamados péptidos- son los que el sistema inmune considera extraños", añade.
Menos insulina
Los científicos gallegos trabajan con las proteínas GFAP S100ß. Una vez identificados los péptidos, el siguiente paso sería sintetizarlos químicamente -in vitro- y administrárselos al enfermo, "de forma que la destrucción por parte del sistema inmune se ralentizaría o incluso se detendría", argumenta Varela Calviño.
Al poder conservar algunas de esas células, el paciente podría necesitar menos insulina y/o controlar mejor su nivel de azúcar. "Es una manera de detener la respuesta incorrecta del sistema inmune", matiza.
Estos estudios ya se han probado en animales y en un grupo de humanos en Inglaterra con otro tipo de proteínas. Por ahora ninguno de los enfermos con los que se ha ensayado ha sufrido efectos secundarios.
"Todo lo contrario, ya que parece tener efectos beneficiosos al conservar pequeños islotes de insulina", asegura el científico.
Aunque tiene cierto componente genético, la diabetes tipo 1 no es una enfermedad hereditaria, lo que hace más difícil su detección. La vacuna que detiene o ralentiza la diabetes tipo 1 podría usarse como modo preventivo.
"A priori no se sabe quién va a desarrollar la enfermedad y, por lo general, se descubre cuando la destrucción ya está muy avanzada", dice Varela Calviño. "Cuando se tiene mucha sed, se orina mucho y se come y adelgaza hay que estar alerta", añade.
En cuanto al sistema de salud, el coordinador del proyecto cree que se podrían evitar muchas complicaciones de los enfermos. "Esta dolencia genera trasplantes renales o amputaciones del pie diabético, por lo que ralentizando esta variación de la diabetes se podrían prevenir muchos otros problemas derivados", aclara.
El profesor Valera Calviño comenzó este estudio, en el que colaboran el Departamento de Inmunología de la Universidade de Vigo y el Hospital del Meixoeiro de la ciudad olívica, hace ocho años en el prestigioso King's Collegue de Londres.