Las células madre liberan a un grupo de diabéticos tipo 1 de la insulina
Un tipo particular de trasplante de células madre que utiliza las propias células del paciente condujo a una suspensión temporal de las inyecciones de insulina en 20 de 23 pacientes diagnosticados recientemente con diabetes tipo 1 y que participaron en un protocolo experimental en Brasil
Un paciente logró incluso permanecer cuatro años sin necesitar fuentes externas de insulina, aunque el promedio fue de 31 meses, dijeron los autores de un informe que aparece en la edición del 15 de abril de la Journal of the American Medical Association, dedicada a la diabetes.
Los pacientes también mantuvieron su azúcar en sangre bajo control, un punto clave en la prevención de complicaciones diabéticas. Además, los autores aseguraron que los altos niveles del péptido C indicaban que las células beta del páncreas estaban vivas y en buen estado.
"Queríamos preservar la masa beta-celular de los islotes pancreáticos, que son las células que producen insulina, al bloquear el ataque del sistema inmunitario a estas células", dijo el autor principal del estudio, el Dr. Richard Burt, de la Facultad de medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern en Chicago. "¿Por qué examinamos pacientes recién diagnosticados? Porque queríamos asegurarnos de que aún quedaban algunas células islotes. No creemos que las células madre formen las células islotes, pero si todavía quedan células islotes, quizá se puedan regenerar si detenemos el ataque a tiempo".
Es posible que la técnica no sea efectiva en pacientes que tengan diabetes desde hace años, advirtió Weimin He, profesor asistente del Centro de Medicina Genética y Medioambiental del Instituto de Biociencias y Tecnología del Centro de Ciencias de la Salud de Texas A&M.
Las células beta secretan insulina, la hormona que es crítica en el desplazamiento y almacenamiento del azúcar en sangre y, por tanto, mantienen el azúcar en sangre en un nivel estable. En la diabetes tipo 1, un trastorno autoinmune, el cuerpo del paciente ataca sus propias células beta.
Restaurar la capacidad innata del cuerpo para producir insulina es el el santo grial de la investigación en diabetes. Algunos pacientes han recibido trasplantes de células productoras de insulina de un donante, pero ninguno ha logrado liberarse de la insulina externa por más de cinco años, señaló el Dr. Spyros Mezitis, endocrinólogo del Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York. Esto se debe a que el cuerpo empieza con el tiempo a atacar también a esas células.
El enfoque actual es más esperanzador, porque ya que involucra las propias células del paciente, no sólo circunvala la posibilidad de rechazo sino que permite, teóricamente, la producción de un número ilimitado de células futuras, dijo.
Un estudio de 2007 realizado por el mismo grupo de investigadores encontró que el trasplante de células madre autólogas (las células madre del propio paciente) hematopoyéticas no mieloablativas permitió que pacientes de diabetes tipo 1 dejaran de usar insulina, al menos durante un tiempo.
"Esa fue la primera vez en la historia que logramos niveles normales de azúcar en sangre y A1c, y liberamos a los pacientes de la medicación después de una intervención", dijo Burt. "De otra manera, los pacientes deben seguir con la insulina o el trasplante de islotes, pero necesitan la terapia intensiva de supresión inmunitaria. Con este tratamiento, los pacientes no toman ningún medicamento. Pero la crítica fue que tal vez esta independencia de la insulina no sea más que un periodo prolongado de luna de miel poco habitual".
"El cuerpo tarda tiempo en atacar y destruir las células productoras de insulina", explicó Mezitis. "Así que las células continúan produciendo insulina, luego, a medida que el cuerpo ataca las células, éstas mueren".
En este último informe, los autores encontraron mejoras en las células beta de 23 pacientes de 13 a 31 años, que habían recibido un diagnóstico reciente de diabetes tipo 1.
Todos los participantes se sometieron a un HSCT, que consiste en extraer las propias células madre del paciente para luego inyectarlas de nuevo en el cuerpo.
Veinte pacientes dejaron de inyectarse insulina, 12 de ellos durante una media de 31 meses. Ocho pacientes empezaron a tomar de nuevo baja dosis de insulina.
Los niveles de azúcar en sangre no sólo se normalizaron entre los individuos que dejaron de necesitar fuentes de insulina externas o que necesitaron menos insulina; sino que los niveles del péptido C aumentaron de manera significativa.
En otras palabras, las células beta estaban trabajando, al menos parcialmente. Hubo efectos secundarios, pero ninguna muerte entre el grupo de participantes.
El estudio fue financiado en parte por Genzyme Corp. y Johnson & Johnson-LifeScanBrazil.