Estoy triste.
Resulta que hoy como era el último día del curso, en el cole han hecho un almuerzo a base de churros, horchata y limón granizado, era a las 12 y mi marido estaba allí a las 12 menos cuarto. Pero cuando ha llegado ya se lo habían comido todos los niños menos Nico que estaba sentadito esperando que llegara su padre, le ha hecho el control, le han dado sus churritos y su limón y se ha puesto en un rincón mirando a la pared para comérselo. Cuando me lo ha contado se me ha partido el corazón y no consigo quitármelo de la cabeza.
Nico es un niño feliz, los que lo conoceis sabeis que es muy risueño y alegre. Tiene mucho conocimiento y lo tiene asumido, no se queja de los infinitos controles diarios y casi tampoco del catéter, pero no sé que le pasará por esa cabecita ni que habrá sentido al ver a todos los demás niños comiendo. Intentamos por todos los medios que no se sienta diferente pero sé que eso es imposible y no quiero que sufra.
En fin que aqui estoy llorando como una boba porque ese sufrimiento no se lo puedo evitar y me siento culpable por poderme comer sin problemas quinientos churros y mi hijo para comerse dos haya pasado por ese mal rato. No sabe nadie lo que daría porque fuera al revés, bueno los que estais en mi misma situación si.
Bueno no os preocupeis que ya se me pasará en cuanto le vea a la tarde, con esa sonrisa de oreja a oreja y sus abrazos se me olvida todo, aunque de vez en cuando me pasen estos bajones.