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En España, 1 de cada 7 adultos padece algún grado de ERC, y al mismo tiempo, un 7,8% de la población ha sido diagnosticada con diabetes tipo 2. Lo preocupante es que estas dos enfermedades están estrechamente relacionadas, ya que la DM2 es una de las principales causas de la ERC.

La Dra. Assumpta Ricart, del Servei Català de Salut, nos recuerda que los pacientes que tienen tanto diabetes como insuficiencia renal presentan mayor riesgo de complicaciones y una mayor morbimortalidad. De hecho, la combinación de ambas enfermedades aumenta considerablemente el riesgo cardiovascular, según el Dr. José Jesús Broseta, del Hospital Clínic de Barcelona.

En Catalunya, más de 300.000 personas ya sufren de ERC, y la enfermedad afecta más a mujeres y personas mayores. Además, está relacionada con factores socioeconómicos, afectando más a personas con rentas bajas. Esto supone una gran presión para el sistema sanitario, ya que los pacientes con ERC utilizan los servicios médicos con más frecuencia, y necesitan más medicamentos y atención urgente que aquellos sin esta enfermedad.

Para reducir la progresión de la ERC en personas con DM2, es esencial un manejo temprano e integral. Sin embargo, un gran desafío es que la ERC es una enfermedad "silenciosa" en sus primeras etapas, lo que dificulta su detección precoz. El Dr. Joan Francesc Barrot, del Centro de Salud Jordi Nadal, señala que muchos pacientes no presentan síntomas hasta que su función renal está gravemente comprometida, lo que hace que la detección temprana sea una prioridad de salud pública.

Una herramienta clave para la detección precoz es la medición de la albúmina en la orina, un marcador importante que puede indicar daño renal antes de que los riñones se vean afectados significativamente.

El Dr. Broseta también menciona que hoy contamos con nuevas familias de fármacos (antagonistas del receptor de mineralocorticoides, ISGLT2 y arGLP1) que han demostrado mejorar el control de la DM2, ralentizar la progresión de la ERC y beneficiar la salud cardiovascular. El control óptimo de la glucosa, la presión arterial y otros factores de riesgo es clave para mejorar la evolución de estos pacientes.

En conclusión, para combatir la ERC asociada a la DM2 es necesario un enfoque integral y multidisciplinario, donde la detección temprana, la educación, y la promoción de hábitos saludables juegan un papel fundamental. Todos, desde los profesionales sanitarios hasta los pacientes, tenemos un rol importante en esta lucha.

¿Qué opináis?

¿Habéis tenido experiencias relacionadas con esta combinación de enfermedades?

Saludos,

Fuente: [Estudio EASD]( Link