Como estoy ocioso os voy a contar, en capítulos, nuestras vacaciones.
Para el viaje al camping (hora y pico) habíamos puesto un disco de Aute, el “entre amigos” de Aute de los primeros 80 que los de mi quinta tanto oímos; Así que mientras me relajaba de la tensión de llenar el coche hasta el último centímetro cúbico iba oyendo las canciones y las conversaciones de la familia ...
Fue en ese cine, ¿te acuerdas?,
en una mañana al este de Edén,
James Dean tiraba piedras
a una casa blanca, entonces te besé.
Mi suegra, que se quedaba a mitad de camino, en Torrejoncillos, a pasar unos días con unas amigas, contaba las rencillas familiares con sus hermanas, sobrinas ... vamos, sus historias de siempre ...
Aquélla fue la primera vez,
tus labios parecían de papel,
y a la salida en la puerta
nos pidió un triste inspector nuestros carnets.
Y Dana expresaba su ilusión por ver a los conocidos del camping, que si Aitor, que si Gaby, que si Sandra, que si Ivan ... todos ellos magníficos, como no, a esas edades, lo de siempre ..
Luego volví a la academia
para no faltar a clase de francés,
tú me esperaste hora y media
en esta misma mesa, yo me retrasé.
Y Montse, les seguía el juego, a la primera dándole la razón en todo, como le he dicho que hay que hacer siempre con nuestros mayores, y a la segunda poniéndole los pies en la tierra, y con el ojo que no necesita para conducir mirando a Ángela, también como siempre ...
¿Quieres helado de fresa
o prefieres que te pida ya el café?.
Cuéntame como te encuentras,
aunque sé que me responderás: muy bien.
Ten, esta foto es muy fea,
el más pequeño acababa de nacer.
Y Ángela, claro, “Mama, ¿Como he estado esta noche?”, “Bien, 112 a las 3, y 88 a las 8, muy bien, perfecto” ... si, también como siempre ...
Oiga, me trae la cuenta,
calla, que fui yo quien te invitó a comer.
No te demores, no sea
que no llegues a la hora al almacén;
llámame el día que puedas,
date prisa que ya son las cuatro y diez.