Por qué controlar la glucosa
Mantener a raya los niveles de glucosa en la sangre cuando se padece diabetes tipo 2 ahorra complicaciones en los riñones, según un estudio que acaba de presentarse en el congreso anual de la Asociación Americana de Diabetes (ADA).
Las conclusiones de Advance, un ensayo sobre diabetes tipo 2 para el cual se han reclutado más de 11.000 pacientes distribuidos en centros de 20 países, avalan el control intensivo de los niveles de glucosa como estrategia para reducir las complicaciones severas de la enfermedad metabólica por antonomasia. Los datos, divulgados durante el encuentro anual de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) incluyen una reducción del 21 por ciento de las neuropatías.
“Estos resultados demuestran claramente que el control intensivo de los niveles de glucosa, acordes con las recomendaciones de la mayor parte de guías clínicas, tiene una función determinante en la prevención de las complicaciones renales de la diabetes tipo 2”, ha declarado Anushka Patel, responsable del estudio y de la División Cardiovascular del Instituto George de Salud Internacional. “El mensaje clave es que el ensayo viene a confirmar el actual enfoque a favor del control de la glucosa, que ha tenido un efecto importante en la prevención de las complicaciones microvasculares de la diabetes”, añadía.
El tratamiento intensivo es controvertido desde que se interrumpió el estudio Accord en Estados Unidos al apreciarse un incremento en la tasa de mortalidad de los pacientes tratados con esta estrategia. Esa circunstancia no se ha dado en el ensayo Advance. Según explica Patel, “en conjunto, se ha observado una reducción del 10 por ciento de las complicaciones macro y microvasculares, aunque en realidad estas últimas son las más significativas”.
No llegan exactamente a las mismas conclusiones los miembros del equipo de Carlos Abraira, de la Universidad de Miami, que el domingo presentaba un trabajo de acuerdo con el cual la reducción del riesgo no es estadísticamente significativa en los pacientes con diabetes tipo 2, si bien este segundo trabajo se ha centrado en los episodios cardiovasculares. Como el propio Abraira aclaraba, “este es un estudio complejo, en el cual todos los pacientes tenían múltiples problemas de salud, incluyendo a un 40 por ciento de personas que ya habían experimentado un evento previo”. “El objetivo –explicaba- era reducir todos los demás factores de riesgo para comparar los resultados únicamente en función del control estándar o intensivo de la glucosa, y ese objetivo se ha cumplido perfectamente”.
Por otra parte, los responsables del estudio Accord cuyo ensayo contaba con el apoyo del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI), hacían públicos los datos de su propia cohorte. Según ellos, la intensificación del control de glucosa en pacientes con diabetes tipo 2 “similares a los incluidos en Accord” implica un riesgo “que los clínicos deben tener en cuenta”, en palabras de Robert Byington, coordinador del ensayo.