Endocrinos creen que la lactancia materna protege contra la diabetes
Más de 1.000 expertos se reúnen en Bilbao para estudiar las causas que favorecen o previenen la aparición de esta enfermedad

La lactancia materna prolongada puede evitar la aparición de la llamada diabetes-mellitus de tipo 1, propia de jóvenes y menores. Así lo creen algunos de los endocrinos que estos días se reúnen en el Palacio Euskalduna de Bilbao para estudiar el origen de la dolencia y la manera de prevenirla.

Este tipo de diabetes preocupa mucho a los especialistas porque su diagnóstico llega cuando está completamente destruido el páncreas, el órgano cuyo fallo desencadena la enfermedad. La situación es muy distinta en el caso de la diabetes de tipo 2, que puede detectarse de manera más precoz y que aparece, por lo general, a partir de los 30 años.

En la aparición de la diabetes tipo 1 se cree que hay causas genéticas y ambientales. Algunas hipótesis, las que se consideran más viables, apuntan a que determinados aspectos nutricionales que ocurren en los primeros compases de la vida y procesos infecciosos desatados incluso durante la gestación pueden estar en el origen de la patología. Sin embargo, el tiempo que transcurre entre que se producen estos acontecimientos y se diagnostica la enfermedad es tan largo -hasta 18 años- que dificulta establecer la relación entre ambos.

Los estudios considerados más avanzados en este terreno se han elaborado en los países nórdicos. Uno de estos trabajos señala que la lactancia materna protege contra la enfermedad, por lo que recomienda prolongarla todo lo posible y reducir en la medida de lo posible -si es que se puede- el consumo de leches artificiales infantiles.

Dieta mediterránea
Por su parte, la Universidad de Navarra ha realizado una investigación que revela que las personas que basan su alimentación en la dieta mediterránea tradicional tienen hasta un 83% menos de riesgo de padecer diabetes tipo 2.

En esta investigación, que aparece publicada en la revista "British Medical Journal", se analizaron los hábitos alimentarios, el estilo de vida y la salud de 13.000 voluntarios durante cuatro años. Los investigadores descubrieron que quienes mejor seguían una dieta mediterránea poseían a priori más factores de riesgo de sufrir diabetes, como una edad avanzada o antecedentes familiares. Sin embargo, sorprendentemente la desarrollaron con menor frecuencia.