Ismael Carrillo, fisioterapeuta, no necesita rodeos para alertar sobre el mal silencioso que afecta a millones de personas: estar sentados. "Pasar más de 10 horas sentado es muy perjudicial para la salud", asegura el fisioterapeuta en una entrevista en el programa 'Fiesta'. "Lo ideal es que cambiemos la postura. Los expertos dicen que cambiemos la postura", recalca.
Para Carrillo, una forma sencilla de empezar a romper con esta inercia es volver a sentarnos… en el suelo. "Tiene múltiples beneficios: mejora la postura corporal, alivia el dolor de espalda, facilita la digestión y, sorprendentemente, puede aumentar la expectativa de vida". Este simple gesto, común en muchas culturas tradicionales, activa grupos musculares olvidados y estimula una movilidad natural que se pierde con las sillas.
El exceso de tiempo sentado trae consigo una larga lista de consecuencias alarmantes. Carrillo las enumera sin titubeos: "Pérdida de tono muscular, enfermedades cardiovasculares, demencia, envejecimiento precoz, aumento de peso… Incluso merma la inteligencia en la infancia".
Uno de los estudios que menciona Carrillo analizó a 2.000 mujeres que permanecían más de 10 horas diarias sentadas. ¿El resultado? "Tenían los telómeros más cortos", señala. Los telómeros son estructuras que protegen nuestro ADN y su acortamiento es un signo de envejecimiento celular. "Biológicamente, envejecieron ocho años más respecto al grupo que no estaba tanto tiempo sentado".
El impacto no es solo físico. La vida sedentaria también tiene un profundo efecto sobre el bienestar emocional y cognitivo. Carrillo destaca un estudio con 50.000 personas que revela una conexión preocupante: "Las personas que estaban 10 horas sentadas tenían un 8% de probabilidad de desarrollar demencia. Aquellas que pasaban más de 12 horas, un 63%". La explicación es simple: el flujo sanguíneo al cerebro disminuye con la inactividad prolongada, afectando la salud cerebral.
No se trata de un boicot contra las sillas, sino movernos más en nuestro día a día. "Estar de cuclillas, por ejemplo, mejora la diabetes y el metabolismo basal", afirma Carrillo, reivindicando posturas olvidadas por la vida moderna.