Durante años nos han dicho que el fondo de ojo era la herramienta clave para detectar la retinopatía diabética. Un proceso algo molesto, invasivo y que a veces ni se llega a hacer a tiempo… Pero un grupo de investigadores españoles podría estar cambiando ese paradigma.
Desde la Universidad de Castilla-La Mancha, concretamente en la Facultad de Enfermería de Cuenca, se ha publicado un estudio que explora el uso de la autofluorescencia cutánea como método para detectar de forma temprana complicaciones como la retinopatía. Una prueba sencilla, no invasiva y que se realiza con un pequeño dispositivo colocado en el antebrazo. Nada de gotas, ni dilatación de pupilas, ni esperas.
La clave está en los productos de glicación avanzada —esas sustancias que se acumulan en los vasos por el exceso de glucosa— que se iluminan al contacto con una luz especial. Detectarlos antes de que causen daños irreversibles podría suponer un antes y un después.
Más allá del avance en sí, da que pensar… ¿cuántas cosas siguen ocultas bajo la superficie de lo que ya damos por hecho en la atención a la diabetes?
¿Lo conocíais? ¿Qué os parece?