Hace unos días leí una entrevista muy interesante con Serafín Murillo, nutricionista del Hospital Sant Joan de Déu y uno de los profesionales que más admiro en el ámbito de la diabetes. Decía algo que me pareció fundamental: “Los alimentos ultraprocesados o de baja calidad nutricional deben estar presentes puntualmente, ya que la parte emocional de la enfermedad es importante.”
Y no puedo estar más de acuerdo. A veces, los que vivimos con diabetes sentimos que todo gira en torno a las cifras: los mg/dL, los gramos de hidratos, las unidades de insulina… pero nos olvidamos de algo igual de importante: nuestra mente.
Serafín lo explica muy bien: no se trata de prohibirlo todo, sino de aprender a gestionar. Sí, una pizza o una hamburguesa pueden disparar la glucosa por el efecto combinado de grasas y proteínas, pero si sabemos cómo responder —ajustando la insulina, vigilando el sensor, haciendo ejercicio después— también podemos disfrutar de esos momentos sin culpa.
💡 La clave está en la educación diabetológica: entender cómo reacciona tu cuerpo, cómo influye el ejercicio (ya sea aeróbico o de fuerza), y cómo planificar las dosis para mantener el equilibrio. Porque cada día con diabetes es un pequeño entrenamiento: entrenamos el cuerpo, pero también entrenamos la paciencia, la constancia y la autocomprensión.
Y me quedo con otra frase suya: “No podemos separar a la persona de su contexto.”
No somos solo cifras, somos personas con emociones, con celebraciones, con antojos, con días buenos y malos. Y reconocer eso también forma parte del control.
Saludos,