Se acerca el verano y, con él, las tardes de playa, las noches en terrazas y los días más largos del año. Además, a la vez que el calor, regresan muchas recetas y alimentos, entre los que destacan las frutas de temporada.
Pocas personas son las que se resisten a dar un poco de sabor a su vida con unas fresas, una sandía, un melón o unas cerezas, frutas relacionadas de forma especial con el verano.
Sin embargo, pese a que estas últimas son las que suelen acaparar las imágenes de los anuncios, los hay que se resisten a lo 'popular' y ansían otra fruta con todavía más fuerza: el melocotón.
Como las anteriores, la mejor época para comer melocotón es entre los meses de mayo y septiembre. Aunque es durante los meses de julio y agosto cuando está más sabrosa y carnosa.
Es una de las frutas más consumidas no solo por su delicioso sabor, sino también por sus múltiples beneficios para la salud:
Gracias a su alto contenido en vitamina C, es un poderoso antioxidante que ayuda a proteger las células contra los daños de los radicales libres. Además también contiene carotenoides con actividad provitamínica A, que es esencial para gozar de una buena salud ocular.
También destaca por su contenido en minerales, concretamente en potasio, que contribuye al mantenimiento de la tensión arterial normal.
Su vitamina A también ayuda a lucir una piel saludable, reduciendo la inflamación y aliviar el dolor muscular y las articulaciones.
Según estudio de la Universidad de Texas (Estados Unidos), las frutas de hueso de tamaño medio o grande, como es el melocotón, ayudan a prevenir la diabetes, la obesidad, el síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.
Además, las frutas de hueso, como es el melocotón, están indicadas para personas que quieren controlar su peso porque son bajas en calorías al poseer un 88% de agua. De media, el melocotón aporta solamente 40 calorías por pieza.