isabelbota dijo:
Es que la industria alimentaria es la mayor de las mafias. Una vez vi un documental al respecto y era increíble. No consiguieron hablar con Nestlé ni otras empresas, se quitaban de enmedio, porque son conscientes de que sus productos son adictivos y perjudican la salud, pero viven de eso. Y por lo visto se mueve también pasta con los gobiernos para vender y publicitar...
Todo el mundo es una mafia, amiga @isabelbota.
Tuvo que ser un revolucionario cubano, blanco de los sicarios de la CIA que trataron de quitarlo de en medio al menos en 20 ocasiones, quien sacara las vergüenzas al mundo entero cuando dijo en la cumbre de las naciones unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible que se celebró en Rio de Janeiro en 1992 aquello de "es incompatible un sistema económico basado en la explotación de los recursos naturales y en un crecimiento infinito si el planeta tiene unos recursos finitos".
Estamos llegando al colapso del petróleo, del agua, de los alimentos y por lo tanto el único recurso que les queda a las empresas por explotar somos nosotros mismos, las personas. Habiendo exprimido los mares, habiendo contaminado la tierra, habiendo interrumpido el ciclo del agua, solo quedan las personas para ganar dinero y formar montañas de capital en Suiza.
Lo que más coraje me da de todo este asunto (soy de Cádiz y nos expresamos así) es la sumisión de las personas que, confían en la buena voluntad de los gobiernos o son tan cándidas que no se dan cuenta de que las grandes corporaciones están haciendo negocio con la salud.
Nacemos sin nada y morimos sin nada. La máxima aspiración de cualquier chaval joven es buscarse un trabajo donde le exploten y así poder tener una gran deuda con el banco para media vida. Si le llamamos hipoteca no parece tan precario ni lo que realmente es. ¿Verdad?
En EE. UU. los diabéticos, ante el precio tan elevado de la insulina, deciden o no pincharse, o ponerse insulina para perro o marcharse a Canadá a comprarla. A ese nivel de perversión y de aceptación del orden corrupto y podrido de las cosas hemos llegado. Preferimos seguir como estamos, ir tirando y no levantar la voz en lugar de reclamar a nuestros políticos que se tomen en serio la salud de sus ciudadanos.
Cuando veo las partidas de dinero de los presupuestos generales del estado pienso que con lo que cuesta un Eurofighter Typhoon podríamos avanzar en el conocimiento y en la búsqueda de una cura para nuestra enfermedad y para todas las del mundo, pero las prioridades de los gobiernos son otras muy distintas. Además, si hacen eso se arriesgan a ponerse en contra de las grandes corporaciones, que son las que financian a esos partidos que dicen una cosa y luego en el congreso y en el senado votan todo lo contrario.
Moriremos todos sin que haya en el horizonte siquiera una cura para la diabetes porque eso supondría al mismo tiempo la pérdida del negocio de las empresas que se hacen ricas a nuestra costa.
Lo dicho, asco de mundo.