Detectar la diabetes a los 50 años puede reducir la esperanza de vida en ocho años y, si se diagnostica ya con afectación renal, esta cifra sube hasta los nueve años, según ha advertido el presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), el endocrinólogo Antonio Pérez.
Además, si el paciente tiene enfermedad cardiovascular y ya ha sufrido un infarto o algún ictus, ya se sitúa en 11 años de pérdida de esperanza de vida. "Por tanto, sigue habiendo esa diferencia tan importante entre personas que no tienen diabetes y aquellas que tienen diabetes", ha lamentado el presidente de la SED durante la Jornada 'Avances y Retos en la Diabetes en España', organizada por BioInnova Consulting y la Asociación Diabetes Madrid.
De hecho, aproximadamente el 14 por ciento de la población española adulta tiene diabetes y, además, se calcula que un 20 por ciento no está diagnosticada. "Si no diagnosticamos, es imposible tratar y estamos retrasando un tratamiento eficaz", ha remachado Pérez.
Asimismo, ha alertado de la "prevalencia creciente a nivel mundial". Esto ocurre fundamentalmente por "aspectos positivos", como que la población cada vez "dura más". Sin embargo, ha alertado de que un "elemento clave" detrás de este ascenso es la obesidad infantil, directamente relacionada con la diabetes. "Si es el factor principal de riesgo y afecta precozmente, esto significa que vamos a tener una diabetes precoz, asociada a más riesgo", ha comentado el experto.
Así, ha señalado que, actualmente, hay mejores medicamentos, pero no se ha mejorado en prevalencia. "Quizá no los utilizamos suficientemente bien. Si no cambiamos las pautas de tratamiento, quizá no tenga suficiente eficacia", ha apostillado el doctor.
Por otro lado, durante el encuentro, también se ha abordado el estigma de la diabetes, que afecta a múltiples esferas de la vida y
que, en parte, viene dado por los tratamientos, cuya administración afectan al día a día del paciente.
FALTA DE EQUIDAD Y DE ATENCIÓN INTEGRADA
Asimismo, otra de las dificultades que se encuentran los pacientes tiene que ver con "la falta de equidad" entre los entre las CCAA y entre los centros de una misma provincia. "Esto se refiere a los recursos estructurales, que son muy heterogéneos, y de personal. Tenemos un sistema que nació cuando predominaban las enfermedades agudas. La estructura y forma de funcionar ha cambiado muy poco", ha lamentado.
El doctor también ha lamentado la falta de conexión y de continuidad entre diferentes líneas asistenciales. "La diabetes requiere una atención más integrada, y que realmente haya comunicación entre la Atención Primaria y la hospitalaria", ha señalado Pérez.
Como conclusión, el experto ha insistido en que sigue habiendo grandes diferencias entre la población con diabetes y la población sin la enfermedad. "Hemos mejorado el tratamiento para tratar enfermedades cardiovasculares, pero no hemos atacado específicamente aquello que diferencia al paciente con diabetes de las personas sin diabetes", ha detallado el experto.