Más de 537 millones de personas en el mundo tienen diabetes. En España, 5,1 millones de ciudadanos viven con esta patología, un 42% más que en 2019. Además, 1,5 millones lo hacen sin saberlo, según la décima Edición del Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes. En los últimos años, sobre todo en los dos últimos, se ha producido un fuerte aumento del número de adultos con diabetes en nuestro país. Y en la actualidad, esta patología y la hiperglucemia constituyen entre el 15 y el 25% de los diagnósticos en pacientes ingresados en los servicios de Medicina Interna. De ahí que su control resulte crucial.
Con ese objetivo, un equipo de internistas ha evaluado la calidad de la asistencia a los pacientes con diabetes mellitus ingresados en España. Y una de las conclusiones principales es que existe un excesivo uso de insulina en escala móvil; un término que se refiere al incremento progresivo en las dosis de insulina antes de las comidas o de la hora de dormir. Así se desprende del estudio publicado en la «Revista Clínica Española» al que ha tenido acceso «A TU SALUD».
Para llegar a esta conclusión, los internistas realizaron un análisis en el que incluyeron a aquellos pacientes que presentaron diabetes mellitus o hiperglucemia en urgencias. En concreto, seleccionaron a todos los que presentaban unos niveles de glucosa por encima de 180 miligramos de azúcar por decilitro (mg/dL).
Se consideran unos valores normales cuando la glucosa se sitúa entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos de 140 mg/dl dos horas después de cada comida. De modo que la voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en sangre estando en ayunas se sitúan entre los 100 y los 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl.
Pues bien, el motivo de elegir en pacientes por encima de 180 mg/dL es que las guías de práctica clínica recomiendan para el control de la hiperglucemia en el hospital el empleo de insulina cuando los valores de glucosa son iguales o superiores a esa cuantía confirmados en dos ocasiones. Una vez iniciado el tratamiento el objetivo de control es mantener un rango de glucosa entre 140 y 180 mg/dL, evitando hipoglucemias.
De este modo, seleccionaron a 1.193 pacientes con diabetes o hiperglucemia (26,7%) de un total de 4.468 ingresados en los servicios de Medicina Interna de 53 hospitales españoles en los periodos del 24 al 28 de octubre y del 7 al 11 de noviembre de 2022. Los internistas excluyeron del estudio a los pacientes menores de 15 años y a aquellos ingresados en áreas críticas. Por cierto, un total de 156 pacientes fueron diagnosticados de diabetes no conocida durante el ingreso.
Respecto a los motivos de ingreso en el hospital, solo se debió a problemas relacionados con la diabetes en 50 pacientes (4%), mientras que en la mayoría los motivos de ingreso fueron debidos a enfermedad infecciosa (55%), enfermedad cardiovascular (29%), enfermedad respiratoria (31%) o genitourinaria (19%).
A continuación, recogieron datos demográficos, adecuaron la monitorización de la glucemia capilar y analizaron el tratamiento administrado durante el ingreso (tratamiento para la diabetes antes del ingreso y el administrado al tercer día de hospitalización), así como la terapia recomendada al alta.
Pues bien, la mediana de glucemia al ingreso hospitalario fue de 155 mg/dL, siendo un 62% de los valores detectados inferiores a los 180 mg/dL.
Durante la hospitalización, el control glucémico fue realizado a los pacientes con glucómetros portátiles. Al tercer día de ingreso realizaron 3.811 determinaciones de glucemia capilar. Y detectaron que el número de glucemias capilares fue de 792 sobre 1.126 determinaciones hechas en el predesayuno, 601 sobre 1.083 antes de comer, 591 sobre 1.073 en la precena y 317 de 529 durante la noche. La proporción de lecturas de glucemia en rango óptimo (entre 80 y 180 mg/dL) antes de estos momentos fue del 70,3, 55,4, 55 y 59,9%, respectivamente.
Los médicos internistas detectaron hipoglucemia (cuando el nivel de azúcar en sangre disminuye y es demasiado bajo, por debajo de 70 mg/dL) en únicamente 35 pacientes, o lo que es lo mismo en el 0,9% de la muestra total. Y en ningún caso fue severa (menos de 54 mg/dL).
Para el control de la glucemia durante la hospitalización se utilizaron antihiperglucemiantes orales en solo 26 pacientes, antihiperglucemiantes orales e insulina en 172 e insulina en 870. Hubo un total de 25 pacientes que no recibieron tratamiento para la hiperglucemia en el hospital. Respecto al tratamiento con insulina, se administró en escala móvil a 352 pacientes (40,5%), insulina basal y análogos de insulina rápida a 434 (50%) y dieta exclusivamente a 101 (9,1%).
«El uso de terapias orales para el control de la glucosa durante la hospitalización es todavía escaso y podría contribuir a reducir la dosis de insulina administrada y al riego de hipoglucemia», inciden los autores.
Un total de 735 pacientes (61,6%) contaba con una prueba de hemoglobina A1C reciente sobre su nivel promedio de glucosa en la sangre durante los últimos dos o tres meses, «lo que limita la consecución de objetivos terapéuticos», añaden.
Además, los internistas también han detectado una prescripción aún deficiente de tratamientos con beneficio cardiovascular al alta. «No se utiliza la hospitalización como una oportunidad para ajustar el tratamiento al alta de la diabetes según recomendaciones de las guías de práctica clínica», concluyen los autores.