Hola, en general no me gusta escribir en el foro porque ya me resulta lo suficientemente cansado estar todo el día pendiente del azúcar como para escribir sobre diabetes en los ratos libres, pero lo hago cuando creo que puedo ayudar y sin duda este tema creo que merece la pena.
Soy diabético tipo I desde hace 36 años y doctor en Farmacia. Además tengo publicaciones en revistas científicas y algún premio de investigación, por lo que no soy novato y tengo formación sanitaria.
Como a la mayoría, hace ya muchos que mi endocrino me prescribió atorvastatina para reducir mi LDL por debajo de 100 mg/ml y el riesgo cardiovascular según marca el famoso y estandarizado protocolo. Mi dosis de atorvastatina ha ido subiendo con los años porque, a pesar de que mi dieta es baja en grasas saturadas, mi nivel de LDL se ha mantenido fijo en 130 mg/ml a pesar de subir la dosis de atorvastatina.
Como a muchos, nunca me ha parecido razonable utilizar un medicamento hiperglucemiante para reducir mi riesgo cardiovascular, que como muy bien se ha dicho antes, es consecuencia principalmente del nivel elevado de glucemia, no de mi estilo de vida, ya que siempre he hecho ejercicio regularmente, ni de mi perfil lipídico, con un colesterol global por debajo del límite establecido y un HDL elevado. Los estudios que hay respecto al efecto hiperglucemiante de las estatinas indican que la pitavastatina, otra estatina más moderna que la atorvastatina, no tiene ningún efecto hiperglucemiante. Sin embargo, como la pitavastatina no ha demostrado reducir el riesgo cardiovascular como la atorvastatina, a pesar de que tiene una potencia muy similar para reducir el colesterol, apenas se prescribe. En mi opinión, no lo ha demostrado porque no se ha diseñado un estudio a tal efecto, pero si su potencia para reducir el colesterol es igual al de la atorvastatina, no tendría sentido que no redujese el riesgo cardiovascular, porque entonces eso significaría que la reducción del riesgo cardiovascular no depende de la reducción del nivel del colesterol. Otra razón por la que se prescribe menos es porque es sensiblemente más cara.
Hace más de 5 o 6 años que tenía ciertas molestias que parecían indicar que sufría neuropatía diabética. Casi siempre he tenido hemoglobinas glicosiladas inferiores a 6, pero claro, son ya 36 años de evolución, 27 de ellos sin sensor. Me mareaba al ponerme de pie, sufría hormigueos en las piernas y en los brazos... Sin embargo, iba al neurólogo y me decía que había ciertas cosas que no cuadraban con una neuropatía diabética. Como farmacéutico recibo muchos correos de resúmenes de publicaciones científicas relacionadas con los medicamentos. Hace unos meses, leyendo algún estudio más sobre estatinas, se advertía también de los efectos neurotóxicos de las estatinas y de cuadros de neuropatía en pacientes que llevan muchos años tomando estatinas, algunos diabéticos, otros no. En un caso concretamente, en el que el paciente no era diabético, los síntomas (hormigueo en piernas y brazos) desaparecieron a los meses de dejar el tratamiento. En mi caso, dejé el tratamiento hace ya 6 meses y la mayoría de las molestias, principalmente los hormigueos, han desaparecido. En la actualidad solo tomo ezetimiba, que impide la absorción del colesterol de la dieta y que tiene un mecanismo de acción diferente al de las estatinas, sin actuar sobre la síntesis endógena de colesterol. Mi nivel actual de LDL es el mismo, 130, igual que el que tenía antes de no tomar nada y después durante los sucesivos aumentos de dosis de atorvastatina.
Por si fuera poco, hace unos días leí que las estatinas, al igual que el acenocumarol (el famoso Sintrom), aumentan la rigidez de las arterias porque interfieren en el mecanismo natural del cuerpo que impide los depósitos de calcio en las arterias, facilitando su calcificación. Como sabéis, los diabéticos también tenemos tendencia a sufrir calcificación de las arterias como consecuencia del nivel elevado de glucosa.
Ojo, no quiero decir con esto que la gente abandone su tratamiento con estatina. Cada caso es único. Pero la ciencia es así, y según avanza el conocimiento lo que hoy es bueno mañana es malo y viceversa. Desde luego, no parece que un medicamento hiperglucemiante que además produce neuropatía y calcificación de las arterias sea lo ideal para un diabético, pero como siempre hay que estudiar la relación riesgo-beneficio, y si se puede hacer de forma personalizada para cada paciente mejor.
Cuidaros.