Investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG) han analizado los perfiles sanguíneos de decenas de pacientes con diabetes o prediabetes, o a los que se les había extirpado parcialmente el páncreas, y han hecho dos descubrimientos que pueden tener importantes implicaciones en el tratamiento de pacientes diabéticos.

Estos científicos han descubierto en primer lugar que la composición lipídica de la sangre y del tejido adiposo fluctúa durante el día y se altera de manera dependiente del día en los diabéticos, que tienen niveles más altos de lípidos tóxicos. Y han comprobado, además, que un tipo de lípido, el lisoPI, tiene la capacidad de aumentar la secreción de insulina cuando fallan las células beta que normalmente la producen. Los resultados del estudio se han publicado en las revistas Cell Reports Medicine y Diabetes.

Herramientas de última generación, como la espectrometría de masas, permiten a los investigadores medir simultáneamente los niveles de varios cientos de diferentes tipos de lípidos, cada uno con características específicas y efectos beneficiosos o perjudiciales sobre el metabolismo humano. “Identificar qué lípidos están más presentes en los diabéticos tipo 2 podría servir de base para una amplia gama de intervenciones: detección temprana, prevención, posibles objetivos terapéuticos o recomendaciones personalizadas. Las posibilidades son inmensas”, afirman Charna Dibner, profesora del Departamento de Cirugía, y Pierre Maechler, profesor del Departamento de Fisiología Celular y Metabolismo de la Facultad de Medicina de UNIGE, y miembros del Centro de la Facultad de Diabetes, que han dirigido los estudios.

Tratamiento personalizado de la diabetes en función del cronotipo

El equipo dirigido por la profesora Charna Dibner, especialista en ritmos circadianos en trastornos metabólicos, realizó un análisis “lipidómico” de dos grupos de pacientes para establecer el perfil, en un ciclo de 24 horas, de numerosos lípidos presentes en la sangre y los tejidos adiposos. “Las diferencias entre los perfiles lipídicos de los diabéticos tipo 2 y de las personas sin diabetes son especialmente pronunciadas a primera hora de la mañana, cuando se produce un aumento de determinados lípidos tóxicos”, explica. “¿Por qué? No lo sabemos todavía. Pero esto podría ser un marcador de la gravedad de la diabetes y allana el camino para una atención personalizada según el cronotipo específico de cada paciente”.

Las implicaciones de sus hallazgos van más allá de la diabetes: si las muestras se toman en momentos muy diferentes del día, los resultados se pueden distorsionar y ser contradictorios. “En la clínica ocurre lo mismo: un examen realizado por la mañana o por la noche, o un tratamiento realizado en diferentes momentos, pueden tener un impacto en el diagnóstico, e incluso en la eficacia de los tratamientos”.

“Identificar qué lípidos están más presentes en los diabéticos tipo 2 podría servir de base para una amplia gama de intervenciones: detección temprana, prevención, posibles objetivos terapéuticos o recomendaciones personalizadas”

Dibner y Maechler ampliaron sus análisis lipidómicos para incluir también a un modelo de ratón con prediabetes y a pacientes que habían perdido alrededor de la mitad de sus células beta productoras de insulina tras una cirugía. “Descubrimos que un tipo de lípido –los lisoPI– aumenta cuando hay una fuerte disminución de las células β funcionales, incluso antes de la aparición de los síntomas clínicos de la diabetes”.

Luego, los científicos administraron lisoPI a ratones diabéticos y observaron un aumento en la producción de insulina. “El mismo fenómeno se produjo in vitro, en células pancreáticas de pacientes diabéticos”, añade Pierre Maechler. “Por tanto, los lisoPI tienen la capacidad de reforzar la secreción de insulina actuando como muleta cuando el número de células beta disminuye, o cuando estas células funcionan mal. Sin embargo, ciertos alimentos, como las legumbres, contienen naturalmente precursores de lisoPI”.

La diabetes es una enfermedad compleja que requiere un tratamiento mucho más personalizado que el actual y al desvelar el papel insospechado de los lisoPI, los investigadores podrán explorar nuevas vías basadas en sus descubrimientos. El desarrollo de complementos dietéticos, o incluso de moléculas específicas de los receptores lisoPI, podría ser una estrategia interesante para controlar la diabetes, así como una mejor consideración de los perfiles cronobiológicos de los pacientes.