La diabetes no tiene cura y la persona que la padece debe realizar grandes cambios en su vida para prevenir o demorar daños en sus órganos. Es que esta enfermedad, con el tiempo, puede desencadenar afecciones cardíacas, cerebrovasculares y renales, además de déficit de la visión, e incluso ceguera.
La principal herramienta para controlar los efectos de la diabetes es supervisar los niveles de glucosa en sangre, el azúcar que incorporamos a través de los alimentos y que, en este caso, no se procesa de manera correcta.
Para los diabéticos, un descuido puede ser dramático. No solo a largo plazo, sino en la vida cotidiana. Es que el exceso de azúcar en los vasos sanguíneos puede alterar también las fibras nerviosas que conducen los impulsos desde el cerebro hasta las distintas áreas del cuerpo, especialmente los músculos.
Este “cortocircuito” repercute principalmente en los pies, las piernas, las manos y los brazos. Quemazón, hormigueo y sensación de pinchazos punzantes son algunas de las molestias más frecuentes. Aquí te contamos cómo evitar y disminuir los dolores de la diabetes.
Cómo reducir los dolores de la diabetes
Una de las consecuencias más graves de la diabetes es el daño del sistema nervioso. Los valores de azúcar por encima de lo normal, combinados con otros factores como hipertensión arterial, exceso de peso y colesterol alto, pueden desencadenar lo que se conoce como neuropatía diabética periférica.
Una complicación que por lo general comienza en los músculos de los pies, las piernas, las manos y los brazos produciendo mayor sensibilidad, adormecimiento, infecciones y dolor en los huesos y articulaciones, según señala el portal CDC, de la Agencia Nacional de Salud Pública de los Estados Unidos.
Los daños en los nervios también pueden expandirse a otras zonas como un muslo, una cadera o una nalga o provocar dolor de estómago intenso, molestia detrás de un ojo u hormigueo en las manos o los dedos, entre otras dolencias que indica el sitio.
Prevenir y evitar los dolores
La neuropatía diabética, una alerta que indica el agravamiento de la enfermedad y provoca intensos dolores musculares y óseos, puede afectar hasta al 50 por ciento de las personas con diabetes, indica el sitio de la Clínica Mayo, de Estados Unidos. Sin embargo, su aparición o su progreso se pueden regular con controles de rutina de la glucosa en sangre y con un estilo de vida saludable.
Al respecto, para el portal Healthline, una rutina de actividad física y evitar fumar ayudarán en el tratamiento integral, siempre bajo supervisión del equipo médico. Según el sitio, algunas terapias alternativas, como la acupuntura, podrían contribuir a disminuir el dolor muscular si se las utiliza junto con medicamentos.
La Clínica Mayo afirma, además, que entre los tratamientos de venta con receta médica para aliviar el dolor en los nervios vinculado con la diabetes se encuentran varios utilizados para tratar crisis de epilepsia, medicamentos antidepresivos o inhibidores de la serotonina.
Un síntoma de hiperglucemia
Aunque el dolor de cabeza suele ser una dolencia común, a veces está relacionado con la diabetes. Es que la hiperglucemia (exceso de glucosa en la sangre) puede producir también dolor de cabeza cuando no se cumple con el tratamiento y los controles necesarios.
También la hipoglucemia provoca dolores de cabeza, sudoración, temblores, mareos y otros síntomas como irritabilidad y confusión.
En ambos casos, los especialistas recomiendan beber agua para prevenir la deshidratación y, en caso de que la molestia continúe, consultar al médico personal para que evalúe un cambio de medicación.
Un dolor silencioso
Uno de los puntos más débiles de la diabetes son los pies. Pero así como algunas personas padecen fuertes molestias y dolores, en otras el proceso de deterioro de los nervios es silencioso y la consecuencia es una drástica pérdida de sensibilidad. Al no sentir frío, ni calor, ni dolor, puede ocurrir que la persona sufra una lastimadura o incluso ulceraciones o llagas a las que no presta atención y no atiende a tiempo.
“Si le sale una ampolla, es posible que no la sienta y ésta empeore. Incluso las heridas o ampollas pequeñas se pueden convertir en un problema si se desarrolla una infección o no sanan”, describe el sitio Medlinplus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Lo cierto es que, si no reciben el tratamiento adecuado, estas úlceras son la causa más frecuente de amputación de dedos, pies y piernas en personas con diabetes. De acuerdo al documento “Pautas para la prevención y el abordaje del pie diabético”, presentado por el Ministerio de Salud de la Nación Argentina, se calcula que el 25 por ciento de las personas con diabetes desarrollará una úlcera de pie diabético en su vida. Y del 30 al 40 por ciento de estas úlceras reaparecerá dentro del primer año.
Según el mismo estudio, las amputaciones en personas con diabetes son 20 veces más frecuentes que en la población en general.
En definitiva, para los pacientes con diabetes, tener una úlcera en los pies o las piernas, aun cuando no sientan dolor, debe ser razón suficiente para concurrir a una consulta con su médico.