Las personas con diabetes tienen el doble de probabilidades de desarrollar demencia que las que no padecen la enfermedad. Un nuevo estudio ha demostrado que las personas con diabetes tipo 2 recién diagnosticada que tomaron el fármaco para la diabetes pioglitazona tenían menos probabilidades de desarrollar demencia más adelante que las que no tomaron el fármaco, según publican en línea en 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Los resultados fueron más contundentes entre las personas que también tenían antecedentes de ictus o cardiopatía isquémica, una enfermedad causada por el estrechamiento de las arterias del corazón. El estudio no prueba que el fármaco reduzca el riesgo de demencia en los diabéticos, sino que muestra una asociación, apuntan los investigadores.
"Dado que la demencia se desarrolla años antes del diagnóstico, podría ser posible intervenir antes de que progrese --afirma el doctor Eosu Kim, autor del estudio, de la Universidad Yonsei de Seúl (República de Corea)--. Estos resultados pueden sugerir que podríamos utilizar un enfoque personalizado para prevenir la demencia en personas con diabetes en el caso de que tengan antecedentes de cardiopatía isquémica o ictus".
Para el estudio, los investigadores analizaron la base de datos sanitaria nacional coreana de personas recién diagnosticadas de diabetes tipo 2 que no padecían demencia. Se les hizo un seguimiento durante una media de 10 años. De los 91.218 participantes, 3.467 recibieron el fármaco pioglitazona.
Durante el estudio, el 8,3% de las personas que tomaban pioglitazona desarrollaron demencia, frente al 10,0% de las que no tomaban el fármaco. Después de que los investigadores tuvieran en cuenta otros factores que podrían afectar al riesgo de demencia, como la hipertensión arterial, el tabaquismo y la actividad física, descubrieron que las personas que tomaban pioglitazona tenían un 16% menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad que las que no la tomaban.
El beneficio fue mayor entre las personas que tenían antecedentes de cardiopatía isquémica o ictus, con riesgos reducidos del 54% y el 43%.
La reducción del riesgo también aumentaba a medida que las personas tomaban el fármaco durante periodos más prolongados. Las personas que tomaron el fármaco durante cuatro años tenían un 37% menos de probabilidades de desarrollar demencia que las que no lo tomaron, mientras que las que lo tomaron entre uno y dos años tenían un 22% menos de probabilidades. Las personas que tomaron el fármaco también tuvieron menos probabilidades de sufrir un ictus durante el estudio.
Kim señala que los efectos secundarios de la pioglitazona incluyen hinchazón, aumento de peso, pérdida ósea e insuficiencia cardiaca congestiva, y que es necesario investigar más sobre la seguridad a largo plazo del fármaco y si existe una dosis óptima que pueda minimizar los efectos secundarios manteniendo los beneficios.
"Estos resultados proporcionan información valiosa sobre quién podría beneficiarse potencialmente del uso de la pioglitazona para la prevención de la demencia --subraya--. En algunos estudios anteriores de personas con demencia o en riesgo de deterioro cognitivo que no tenían diabetes, la pioglitazona no mostró ninguna protección contra la demencia, por lo que es probable que un factor crítico que afecta a la eficacia sea la presencia de diabetes. Se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos", advierten.