Investigadores del Michigan Medicine en Estados Unidos han observado que múltiples biomarcadores de lípidos están relacionados con el desarrollo de neuropatía en pacientes con diabetes tipo 2. Este hallazgo abre la posibilidad de probar nuevos biomarcadores y desarrollar un manejo más enfocado a los pacientes con la afección.
Los investigadores examinaron muestras de suero de casi 70 miembros de la comunidad india del río Gila con diabetes tipo 2 a quienes se les hizo una prueba de neuropatía 10 años después. Analizaron 435 especies diferentes de lípidos, que son compuestos orgánicos compuestos por grasas y aceites.
Los resultados publicados en 'Annals of Clinical and Translational Neurology' revelan que los participantes con puntuaciones altas de neuropatía diabética tenían cambios en los lípidos que reflejaban un metabolismo energético deteriorado.
"Tenemos el potencial de probar estos biomarcadores de lípidos en pacientes con diabetes tipo 2 para identificar a aquellos con el mayor riesgo de desarrollar neuropatía periférica y facilitar un manejo más enfocado de esos pacientes", ha explicado la autora principal Eva L. Feldman, profesora distinguida del James W. Albers en la UM y directorá de NeuroNetwork for Emerging Therapies en Michigan Medicine.
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Si bien hubo diferencias entre los perfiles de lípidos básicos de los participantes con y sin neuropatía, los investigadores encontraron un patrón en los perfiles de lípidos en sangre 10 años antes de que una persona desarrollara neuropatía que mostraba una disfunción de señalización en una vía crítica llamada b-oxidación. Esta vía convierte los lípidos en fuentes de energía nerviosa y, cuando se deterioran, los nervios hambrientos de energía sufren daño, lo que lleva a la neuropatía.
"A medida que aprendamos más sobre la relación entre las especies de lípidos séricos y la neuropatía, se abrirá la posibilidad de un tratamiento terapéutico dirigido, tanto con medicamentos como con intervenciones en el estilo de vida. Nuestros hallazgos respaldan el concepto de que las grasas saludables no saturadas son una mejor fuente de energía para los nervios que las grasas altamente saturadas. Recomendamos enfáticamente una dieta de tipo mediterráneo para mantener un sistema nervioso saludable", señala Feldman.