Este año, la revista científica The Lancet Planetary Health alertó a la comunidad científica de que el Material Particulado Fino (una mezcla de partículas líquidas y sólidas, de sustancias orgánicas e inorgánicas, que se encuentran en suspensión en el aire) no sólo se asocia con enfermedades respiratorias y cardíacas. También existe otro peligroso vínculo: la relación de estos contaminantes con diabetes.

A partir de datos de la población de EE.UU., antecedentes globales sobre diabetes y otros provenientes de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. y la Nasa, los autores de ese trabajo lograron establecer la asociación entre exposición a contaminantes del aire y diabetes a nivel global. Sus resultados muestran estimaciones que advierten que la contaminación del aire es responsable de un 14% de los nuevos casos de diabetes en todo el mundo.

Otros factores también influyen el riesgo de la enfermedad, como antecedentes genéticos, peso, nivel de actividad física y dieta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 422 millones de personas viven hoy con Diabetes tipo 2, cifra que en 1980 era de 108 millones.

Chile no se queda atrás. Las encuestas de salud realizadas en los años 2003-2009 y 2016 muestran que la prevalencia de la enfermedad se ha triplicado desde 2003, con un alza en todos los grupos etarios, pero especialmente en adolescentes y adultos jóvenes.

Las cifras ubican a Chile entre los países con mayores tasas de diabetes en el mundo y en el primer lugar en América del Sur, resalta Ximena Fernández, magister en Epidemiología de la Universidad Católica. “Se estima que la diabetes es responsable del 3% de las muertes en Chile. La diabetes acompaña al aumento significativo del sobrepeso y la obesidad, que hoy, en conjunto alcanzan cerca del 75% de la población”, aclara.

Al mismo tiempo, destaca la experta Cinthya Leiva, candidata a magister en Salud Publica Cedeus, Chile posee el triste récord de tener elevados niveles de contaminantes del aire en gran parte del país. “En la zona norte destaca la contaminación por la presencia de emisiones de megafuentes mineras y centrales termoeléctricas. En la zona centro la actividad industrial, fuentes móviles, emisiones residenciales y centrales termoeléctricas son las principales fuentes que emiten contaminantes al aire. Finalmente, en la zona sur, se localizan otra serie de actividades industriales que contribuyen a la contaminación”, advierte.

No obstante, dice Leiva, el fuerte consumo de leña para calefacción domiciliaria es el factor que más contribuye a empeorar los niveles de calidad del aire en esa zona del país. “Las ciudades del sur más contaminadas son Padre Las Casas, Osorno, Temuco, Valdivia y Coyhaique, ésta catalogada como la ciudad con la peor calidad del aire de América”, indica.

Para Sandra Cortés, investigadora asociada ACCDiS-MAUCO e investigadora de Cedeus, hasta ahora, no se conoce cuáles son las implicancias de los elevados niveles de contaminantes del aire sobre el riesgo de diabetes, “y menos aún se ha estimado la carga por enfermedades tales como diabetes o resistencia a la insulina en niños que ya muestran elevadas prevalencias de estas alteraciones”.

Sin embargo, plantea, si la contaminación del aire provoca diabetes en 3,2 millones de personas cada año en el mundo, es valido preguntarse, ¿qué puede esperarse para Chile?

¿Cuánto nos queda por hacer para reducir estas patologías? Las expertas coinciden en que se sabe que la contaminación del aire es un factor modificable. Varios países ya han controlado sus niveles mediante estrategias exitosas, dice Cortés, entre las que se incluyen intervenciones ambientales, la planificación territorial y mayores exigencias regulatorias, especialmente en la mejora y elaboración de más normas de emisiones en relación a megafuentes.

El control de la contaminación requiere de medidas por parte de todos los sectores involucrados. De esa manera es posible lograr una efectiva promoción de la salud y prevención de enfermedades como la diabetes, “especialmente desde edades tempranas, integrando variables que hasta ahora no se han considerado dentro de sus posibles factores de riesgo, como puede ser la contaminación del aire”, indica Leiva.