Alejandro Samper «debutó» a los 13 años. Así le llaman los diabéticos a ese momento en que les diagnostican una enfermedad crónica que les cambiará su existencia.
A pesar de la mentira piadosa del médico antes de informarle: «Tu vida va a ser igual, no te preocupes».
«Es en ese momento en el que empiezas a preocuparte», afirma este valenciano que, sin embargo, con el tiempo ha aprendido que su dolencia le ha dado más de lo que le ha arrebatado: «A largo plazo, mi modo de vida ha podido llegar a ser mejor.
Aunque te limita, valoras más las cosas y controlas mejora la alimentación y lo que necesitas para estar bien. Lo negativo hay que saber gestionarlo».
Natural de Sagunto, Alejandro Samper es un deportista nato. «Siempre he hecho algo. Estuve muchos años jugando a fútbol, llegué a Preferente. También dediqué tiempo a futvoley y viajé con la selección en Dubái, en Brasil...», señala Alejandro Samper. La diabetes llegó un buen día en que empezó a sentirse cansado: «Tienes la sensación de estar jugando con sueño. Bebes mucho agua y orinas, yo incluso vomité».
Las pruebas confirmaron el diagnóstico, pero el valenciano no abandonó el deporte. Al contrario: «Ayuda a controlar los niveles de glucemia». Le gusta superar obstáculos. «Cuando no estoy del todo a gusto, salgo del círculo de confort», apunta a modo de filosofía de vida que ha aplicado en otros ámbitos como el laboral. Quizás por ello estaba predestinado a ser espartano.
A los 29 años, decidió que el fútbol ya le había aportado todo. Se lanzó a probar otras modalidades. «Quise buscar el rendimiento individual», señala: «Estuve haciendo duatlón, triatlón, trail...». Hasta que en 2014 su mujer le regaló la inscripción para la Spartan Race de Barcelona: «No lo había entrenado y tampoco sabía lo que me esperaba. Los obstáculos, la improvisación... aquello me cautivó. Supe que era lo que quería hacer».
Y ahí sigue, compitiendo en la Spartan Race, donde acumula un buen puñado de victorias. «Cada vez es más complicado, afortunadamente el nivel en España está subiendo una barbaridad», asevera Alejandro Samper. Él compite para estar en lo más alto y asegura que la diabetes no le condiciona. Debe vigilarse y eso es algo que también entrena.
«Ser diabético te condiciona más cuando buscas el máximo rendimiento y quieres poner tu organismo al límite», especifica. En ese sentido, la tecnología le ayuda a controlarse, además de las sensaciones que ha ido aprendiendo. Alejandro Samper apunta que lo más peligroso es un subidón de azúcar. «Ocurre pocas veces, pero en ese caso renuncias a la marca. Caminas, bebes agua, te pinchas insulina...», enumera. La última vez que le ocurrió fue en el último Mundial de Spartan, en Grecia: «Hice todo eso y a mitad de la carrera ya lo pude dar todo». Un bajón lo puede gestionar mejor, con algún suplemento de absorción rápida o con un plátano.
Cumplirá 37 años en agosto y este 2020 se lo había planteado para aspirar a lo máximo. «Luchar por estar entre los mejores, que ya digo que es cada vez más difícil», apunta. Se había puesto en manos de Rubén Úbeda, de Vital Train. «Una dieta más baja en carbohidratos me viene bien, por ejemplo, me pincho menos insulina», indica Alejandro Samper.
El estado de alarma ha alterado sus planes, las carreras están agolpadas desde septiembre, y espera a que se rediseñe de forma definitiva el calendario para definir sus objetivos. «Lo he llevado mal», admite, aunque el espartano diabético ha aplicado su filosofía para superar este nuevo obstáculo: «Ha servido para curar lesiones y valorar lo que nos da la vida, cosas tan sencillas como poder ir a entrenar».