La podología es fundamental para tratar los problemas de los pies, no obstante, en el caso de aquellas personas que padecen de diabetes, su importancia se incrementa exponencialmente pues, aunque el cuidado de los pies siempre es clave para la salud de cualquier persona, es sabido que los diabéticos corren mayores índices de riesgo a desarrollar ciertos problemas. Sin ir más lejos, los últimos estudios muestran, por ejemplo, que hasta un 34 % de estas personas pueden desarrollar úlceras en el pie.
La podología es la profesión sanitaria que se encarga de todo aquello relacionado con los pies, incluyendo investigación, prevención y tratamiento. Aquellas personas que padezcan dicha enfermedad deben asegurarse de realizar visitas con determinada frecuencia al profesional de podología, pues en su caso, la importancia de esta disciplina se ve incrementada.
Precisamente este mes se ha celebrado el día de la diabetes, por ello, desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), se trabaja para difundir y concienciar de la delicada situación que experimentan estas personas, y recordar también, lo necesario que es que la podología se incluyese en la Seguridad Social a nivel nacional, pues, de momento, es una cuestión de las Comunidades Autónomas y, hasta ahora, solo Cantabria la incluye de manera integral.
Especialmente cuando se trata de personas diabéticas los profesionales de podología cobran una especial importancia como agentes sanitarios para tratar las distintas afecciones de los pies. En los casos de tratamiento de pie diabético, una de las cuestiones principales es que, es muy frecuente en estas personas padecer de neuropatía periférica, la cual deriva en cierta pérdida de sensibilidad en las extremidades, lo que, a su vez, incrementa el peligro de desarrollar problemas graves a partir de cualquier pequeña anomalía. Por ejemplo, partiendo de una leve herida, por un lado, se experimentarán mayores dificultades para la curación, y por otro, debido a que no se sentirá el mismo dolor, tanto se dificultará la sanación como se puede no prestar la atención necesaria al problema.
Aunque en primera estancia puede no dársele demasiada importancia a estas cuestiones, las estadísticas reflejan cifras preocupantes. Por ejemplo, la tasa de amputación por pie diabético en España es de 52 por 100.000 habitantes, bastante por encima de países como Italia, Francia o Reino Unido. En la mayoría de los casos, se llega a la amputación precisamente como consecuencia de padecer neuropatía periférica.
Además, la mortalidad tras una amputación de este tipo supera el 70%, por encima de la de los cánceres más comunes, mientras que aproximadamente el 80% de dichas amputaciones podrían haberse evitado con la intervención a tiempo de un podólogo que hubiese tratado el problema.
Por ello, y para evitar en todo caso llegar a estos extremos, es esencial realizar visitas periódicas a la consulta de podología de manera preventiva. Además, cuando se padece diabetes, se debe prestar especial atención a los pies. Observarlos y cuidarlos diariamente es esencial, pues cualquier problema en las uñas, una heridita, un pelo enquistado, una astillita clavada, etc. podría confluir en consecuencias desastrosas para estas personas.
El ejemplo de Cantabria demuestra que la intervención del profesional de podología en su debido momento puede salvaguardar a los pies de terminar de forma catastrófica. De hecho, los favorables resultados obtenidos muestran como en esta comunidad se han producido grandes acortamientos del tiempo de cura de los pacientes y las estancias post-quirúrgicas, la reducción de los ingresos hospitalarios y las listas de espera, e incluso la prevención de alteraciones por motivos bio-mecánicos (formación de úlceras u otras patologías del pie).
De este modo, y mientras la situación se siga mostrando desigual en las diferentes comunidades autónomas, será quehacer personal de aquellas personas que sufran de diabetes preocuparse de llevar a cabo un correcto mantenimiento de sus pies, y en el caso de experimentar alguna anomalía, además de acudir a la Seguridad Social, siempre será recomendable ir a un podólogo que, como especialista en este ámbito, verificará la situación y aportará su valoración personal al caso concreto.
Mientras tanto, y hasta que la podología no se encuentre dentro de los servicios de sanidad pública, desde COPOMA y el Consejo General de Podólogos de España, se seguirá trabajando para propugnar la necesidad de su inclusión en la Seguridad Social, pues se trata agentes imprescindibles y, realmente, no se suele ser consciente de su importancia, más especialmente para tratar ciertos casos concretos como el de las personas diabéticas.