En cada fumada, el cigarrillo incorpora al organismo cuatro mil sustancias diferentes que provocan efectos inflamatorios u oxidantes, pero también aumentan los niveles de glucosa en sangre.
Así lo destaca el jefe del departamento de Investigación de Tabaquismo y EPOC del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Raúl Sansores Martínez, quien enfatiza que de los compuestos que el tabaco desprende cuando es aspirado, sólo la nicotina crea dependencia pues estimula la producción de dopamina, un neurotransmisor que se relaciona con sensaciones de bienestar y recompensa.
El neumólogo advierte que el adicto a la nicotina tiene 60 por ciento más de probabilidad de desarrollar diabetes, aun cuando no se tengan antecedentes familiares de la enfermedad, debido al incremento de los niveles de azúcar en la sangre al fumar tabaco.
La nicotina, que se absorbe fácilmente por el torrente sanguíneo, cambia los procesos químicos en las células para que no respondan a la insulina y la dejen entrar, una afección llamada resistencia a la insulina. Otros estudios demuestran que las personas que tienen diabetes y fuman necesitan dosis mayores de la hormona para controlar su glucosa en sangre.
El doctor Sansores Martínez menciona que la nicotina también provoca que el fumador está activo, contento, no deprimido y dopado, por eso funciona.
“Existen factores predisponentes para que un sujeto se vuelva adicto, algunos tienen que ver con la personalidad, con el historial genético y quizá la susceptibilidad de volverse adicto no sólo a una sustancia sino a varias. La mayor parte de las veces, quien se vuelve adicto a cocaína, mariguana o alcohol antes lo fue a la nicotina. Prácticamente no hay adictos a las enervantes ilegales que no sean fumadores”, recalca el especialista en tabaquismo y mecanismos de adicción.
No obstante, la buena noticia es que si una persona deja de fumar, los niveles de azúcar en sangre bajan casi inmediatamente, asegura el miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II.
“La adicción a la nicotina es una enfermedad crónica, de la misma manera que lo es la diabetes, por lo tanto, requiere de atención permanente. En ambos casos el abordaje farmacológico debe ir acompañado del consejo médico, sicológico o de una trabajadora social, pero antes se debe realizarse una evaluación cardiopulmonar”.
El doctor Sansores Martínez refiere que el INER cuenta con la Clínica de Ayuda para Dejar de Fumar, que entre otros servicios ofrece terapia cognitivo conductual grupal de diez sesiones.
“No empezamos con la premisa de que deben dejar de fumar, porque esto mete en estrés a los pacientes y es lo que menos queremos. Si siguen las instrucciones dejan de hacer algo que les causa mucho daño y les quita diez años de vida”, destaca Sansores Martínez.
De acuerdo a informes especializados, las personas que fuman tienen entre 30 y 40 por ciento más de posibilidades de desarrollar diabetes que quienes no fuman, y quienes consumen más de 20 cigarrillos al día duplican las probabilidades.